jueves, abril 25, 2024

Entrar en las páginas de la historia – Teresita Balderas y Rico

En el transcurrir de los años, han surgido cambios significativos en el desarrollo de la humanidad, en los ámbitos económicos, políticos y sociales. Querétaro no ha sido excepción. Una ciudad fiel a sus usos y costumbres, de un pacífico transitar por sus calles, debió de insertarse en el nuevo orden mundial. 

Después de vivir en un letargo de años de pausada tranquilidad, sobrevino un abrupto despertar. Los avances tecnológicos han transformado los sistemas de comunicación. Nuevos caminos se han abierto. Querétaro, ahora, es una ciudad cosmopolita. Lo demás es historia.

En el último sábado de enero de 2020, fuimos a recorrer la compañía cervecera de Hércules. La persona que nos invitó ha trabajado por varios años en ese lugar. Es ingeniero textil, trabajaba en el reducto de la famosísima e histórica fábrica de hilados y tejidos Hércules.

Al recibir la invitación, de inmediato pensé en la historia de la fábrica. Oficialmente se fundó el 15 de agosto de 1846 y pararon sus máquinas el 30 de septiembre de 2019.

En el siglo XVI, los terrenos donde está ubicada pertenecían a Fernando de Tapia, quien al morir los heredó a su hijo Diego, él a su hija María Luisa, fundadora del Real Convento de Santa Clara.   

Hubo otros propietarios de ese predio. En 1830, Cayetano Rubio compró la hacienda de El Molino Colorado, donde empezó a construir en 1836 la fábrica Hércules.

—¿Todavía funciona la fábrica? —pregunté con curiosidad.

─Solo una parte, ¿quieren un recorrido?

─¡Sí! —emocionada respondí.

El recorrido empezó, me emocioné hasta las lágrimas. El ingeniero, orgulloso de su trabajo, mostraba las gigantescas pacas de algodón en su estado áspero. Luego vimos el proceso de lavado y blanqueado para convertirlo en hilos de algodón. Revisado minuciosamente, sujeto a los altos estándares de calidad y finalmente empacado.

Confieso que mi corazón latía a punto de taquicardia. Me sentí una intrusa, había entrado a las páginas de una historia cuyos orígenes datan del siglo XVI. Conín, bautizado con el nombre de Fernando de Tapia, era dueño de esa extensa zona de terreno.

La gran fábrica de hilados y tejidos fue fundada por don Cayetano Rubio, todo un personaje en el área textil, con una visión al estilo europeo. Adquirió maquinaria en Inglaterra y Francia, lo más moderno aquella época, la utilizó en su gran proyecto empresarial.

Nuestro distinguido guía continuaba con la explicación del proceso. Al caminar sobre las losetas, desgastadas por el paso de los años, yo imaginaba, veía, a los obreros del siglo XIX. Tenían su ropa hecha jirones, calzaban huaraches algunos, y otros descalzos, empecinados todos en hilar, realizar los tejidos, productos para comercio al interior del país y para el mercado exterior. Fue la primera gran empresa de este tipo en Querétaro, y la segunda en el país: la otra estaba en Puebla.

Observé a las máquinas que se niegan a morir, quieren seguir produciendo lo que habían hecho desde el siglo XIX. Sentí nostalgia, tristeza de una era que terminaba para dejar el lugar a la nueva tecnología.

El destino a todos nos alcanza. La histórica e icónica fábrica de Hilados y Tejidos Hércules se esforzaba en realizar su último período de trabajo con la calidad acostumbrada.

Las imágenes que aparecían ante mí, se estaban grabando en el arcón dorado de la memoria. 

A cada paso que daba, sentía que viajaba en el túnel del tiempo. Los ventiladores, las ventanas en lo alto de los muros, tenían adheridos los residuos del algodón como mudos testigos de los hechos ahí ocurridos. 

Seguí caminando, adentrándome en la neblina del tiempo, escuchando los gritos de don Cayetano Rubio, ordenando a los capataces que vigilaran a los trabajadores.

Este lugar es poseedor de una gran historia. Se construyeron casas para los trabajadores. Tenía una capilla, su propia fuerza de infantería y una cárcel en donde se castigaba a los indisciplinados. Se vigilaba por la seguridad de la zona y de la fábrica. 

Esta región se convirtió en una nación en miniatura. Años después, también se conocería al lugar como: La hermana República de Hércules.

En 1876 murió don Cayetano Rubio. Los obreros se sublevaron, algunos fueron encarcelados, otros huyeron o murieron.  El grupo que resistió continuó la lucha por un mejor salario y menos horas de trabajo. Eran cruelmente explotados.

Las huelgas continuaron. Antes de iniciar la Revolución Mexicana, la fábrica de Hércules fue visitada por Porfirio Díaz, presidente de México.

En 1924, finalmente las huelgas concluyeron con la formación de la Compañía Textil de Hércules S.A. Con esta razón social, la empresa pertenecía ahora a los trabajadores.

El nombre oficial en donde se ubica la fábrica es: Delegación Cayetano Rubio. El pueblo y los turistas simplemente lo llaman Hércules. Es una zona de historia y tradición.

Gracias a nuestro guía, el ingeniero que abrió el libro en donde está plasmada la historia de un Querétaro que se transformaba. Mi espíritu se congratula de ser queretana. 

Soy muy afortunada. Logré entrar a una de las páginas de la gloriosa historia de la ciudad de Querétaro, Patrimonio Cultural de la Humanidad. 

Por: Teresita Balderas y Rico

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