Hay un personaje en la Biblia, casi desconocido, que realizó una hazaña increíble y que nos deja maravillosas enseñanzas para hoy. Él vivió en el periodo de los jueces de Israel, ya en la tierra prometida, rodeados por naciones paganas.
Dios había sacado a Israel de esclavitud y les había prometido una tierra donde serían luz a las naciones y Él los bendeciría y prosperaría.
Pero hubo tres problemas, por un lado, Dios les había ordenado que limpiaran la tierra prometida de toda nación enemiga, lo cual hicieron a medias. Hoy en día, algunos creyentes no caminan a la madurez espiritual y permiten que permanezcan en ellos los enemigos que los hacían pecar, y obviamente los vuelven a contaminar.
Por otro lado, Dios les había dicho que no se contaminaran con los ídolos de las naciones paganas, lo cual tampoco hicieron, más bien se mezclaron con las costumbres y la idolatría de sus vecinos. Hoy en día, algunos creyentes no ven mal mezclarse con las costumbres del mundo y caen en idolatría, tal vez no de imágenes religiosas, pero si de materialismo y otros dioses que le roban a Dios lo que le corresponde.
Por último, Dios les había prohibido que se casaran con personas de las naciones paganas, lo cual tampoco obedecieron. Hoy en día también hay creyentes que se casan con personas no cristianas creyendo que los van a evangelizar, pero el resultado es que su descendencia acaba apartándose de Dios y, a veces, hasta ellos mismos.
Entonces Israel había abandonado a Dios y se había metido solito en los graves problemas que el Señor les había advertido de antemano. El rey Eglón de Moab los había sometido y tenían que pagar tributo.
Entonces, después de 18 años, los israelitas empezaron a clamar a Dios por auxilio y Él les levanta un salvador, nuestro héroe llamado Aod. Guiado por Dios, establece una estrategia para su cumplir su misión que era salvar a su pueblo.
En una increíble hazaña llena de aventura y suspenso, logra colarse hasta el rey Eglón y lo mata. Después, sale huyendo hacia Israel, reúne a su ejército y derrotan totalmente a Moab, cambiando los papeles de dominado a dominador.
Maravillosa historia, pero la pregunta es ¿Qué tiene que ver contigo? Por lo menos 5 cosas muy directamente.
- Todo pecado tiene consecuencias, todo alejamiento de Dios tiene consecuencias, pero Dios siempre está listo para rescatarte si clamas a Él. Así lo pudo comprobar Israel y así sigue vigente para ti.
- Todo el malo que atenta contra ti recibe el justo castigo de Dios, tal y como lo pudieron comprobar Eglón y Moab. Tal vez no sea en el tiempo en que quieras y tal vez ni siquiera lo veas, pero que no te quede duda de que Dios siempre hace justicia.
- Solo puedes enfrentarte a tu enemigo cuando usas el poder del Espíritu Santo y la espada de dos filos, que es la Palabra de Dios, tal como hizo Aod y tal como hizo Jesús en el desierto.
- La victoria solo viene en equipo. Aod hizo una gran hazaña él solo, pero la victoria definitiva vino cuando el pueblo de Israel lo acompañó a la batalla. Tu equipo es la iglesia. Tú puedes pelear las batallas, pero si quieres la victoria final necesitas de tu iglesia. Para ser parte del equipo debes integrarte activamente a tu iglesia, nadie te puede obligar, es tu decisión. La iglesia es el cuerpo de Cristo y una de sus funciones es ayudarse mutuamente.
- Aod era de la tribu de Benjamín, la más pequeña de Israel, y él provenía de una familia que ni siquiera es nombrada entre las familias lideres de esa tribu. Además, era zurdo, una característica que, en sus días, era considerada una desventaja. Dios puede usar lo más fuerte, pero también puede usar lo más débil y lo más más pequeño para obtener la victoria, puesto que el poder viene de Él. Permite que Dios te utilice así, tal como eres, para llevar a cabo su obra. No hay pretexto. Tú puedes.
Pastor Jorge Cupido
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