En la vida hay sucesos que no se pueden predecir, que nos sacan de control y nos desquician. Son aquellos irrumpen de forma inesperada y se presentan de la forma tan simple como una llamada a mitad de la noche, la enfermedad silenciosa, la notificación que llega por correo, el timbre que suena a media mañana y que trae consigo un mensaje sorpresivo. El evento natural y catastrófico como un terremoto, el accidente de tráfico, la gran cantidad de hechos imponderables resultado del azar, de las circunstancias o del entorno que simplemente se escapan de nuestras manos y suceden.
Y bien, después de ello, la realidad ha cambiado y ahora nos exige verla con otra mirada. Nos exige evolucionar, crecer y sin entenderla, enfrentarla. La vida tal como la conocíamos ha dejado de existir. Dicen que el 80% de las cosas que nos suceden escapan de nuestro campo de acción, están fuera de toda lógica y comprensión. Sin embargo, creemos que tenemos bajo nuestro control la mayor parte de los sucesos partiendo de nuestras decisiones, pero, al parecer no es así.
El futuro que diseñamos nos aborda cuando menos nos damos cuenta y creemos abrirle la puerta cuando en realidad ya se ha instalado en nuestra vida sin que nos hubiéramos percatado. Así es como vamos solventando cada cambio y sus efectos con los recursos que disponemos y que creamos para seguir adelante. En esos momentos hace falta reinventarnos, ser nuestra mejor versión. A veces pensamos que son pruebas para superar y quizá sea así, es indudable que creer duele y todo cambio nos hace evolucionar.
El punto es que, aunque los cambios son inevitables y difíciles de predecir y la vida cambie de un momento a otro sin siquiera imaginarnos. Poco o nada podemos hacer al respecto, es verdad, sin embargo, si podemos modificar nuestro punto de vista sobre el hecho en sí, porque éste depende de la mirada del observador, quizá todo lo que nos sucede sea más subjetivo de lo que imaginamos. Quizá sea necesario reescribir el hecho y cambiar la comprensión de lo que nos sucede, entonces, el impacto y efecto tomará otra dimensión y podremos gestionarlo de mejor manera.
El futuro nos ha alcanzado, esta delante de nosotros y mañana, ya será parte del pasado y del recuerdo, tan impredecible como nunca imaginamos.
Por: Sandra Fernández