Si yo te preguntara si tu vida es simple, lo más probable es que me contestaras que no, que es lo opuesto, que es complicada.
El problema es que queremos llevar también complicaciones a nuestra vida cristiana. Queriendo, o no, la hacemos complicada, cuando debería ser sencilla. Y este era el temor del apóstol Pablo cuando escribió: “Pero temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, las mentes de ustedes sean desviadas de la sencillez y pureza de la devoción a Cristo.” (2ª Corintios 11:3)
Aquí Pablo habla de que la vida cristiana es simple, pero que hay un enemigo, Satanás, que quiere que la compliques, que la llenes de tantas capas y cosas que al final quede escondida y te desvíes.
Hay tres secretos que te van a ayudar a conservar tu vida cristiana de una manera simple.
El primero es que el secreto de lo simple es el amor. La Biblia tiene casi 800,000 palabras. Todo es importante, todo es útil y todo es maravilloso. Pero Jesús lo hace simple para nosotros en este pasaje: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente. Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: Ama a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.” (Mateo 22:37-40)
Todos hemos oído hablar de los 10 mandamientos, pero en realidad en el Antiguo Testamento hay más de 600 mandamientos, Pero Jesús lo hace simple con una palabra: amarás. Amarás a Dios y amarás a tu prójimo.
La meta de Satanás es distraernos de esto tan simple para centrarnos en las normas, es decir, él quiere que nos centremos en lo externo y no en lo interno, tal como hacían los religiosos judíos.
Amar a Dios y al prójimo no es algo que puedas lograr sin conocer a Jesús y al Espíritu Santo, porque su fruto es el amor. Es simple.
Lo que Pablo dice es que teme que Satanás te distraiga con mil ocupaciones y te olvides de lo simple, de estar conectado con Dios para poder amar.
El segundo secreto es este: El secreto del amor es el compromiso. Cuando te casas haces un compromiso de por vida, de amar a la otra persona sin importar las circunstancias. Cuando recibes a Jesús también haces un compromiso de devoción a Él. Lo que Pablo dice es que teme que la serpiente te va a alejar de ese compromiso.
El compromiso implica la dedicación, la responsabilidad y la obligación para cumplir con ciertas acciones o promesas, a pesar de los pesares. El compromiso comienza con una declaración, pero luego lo sostengo con acciones.
Todos estamos comprometidos a algo o a alguien. Lo importante es elegir correctamente porque el compromiso diseñará tu vida, tu presente, tu futuro y sus consecuencias. Y el compromiso más importante y beneficioso que puedes hacer es con el Eterno. Cuanto más te comprometes con Él, más lo amas. Es simple.
Vamos al tercer secreto: el secreto del compromiso es la elección. En el Edén, Dios puso dos árboles especiales y les dio a Adán y Eva la capacidad de elegir comer o no del árbol prohibido. Dios nos creó con la capacidad de elegir, es decir, con libre voluntad, porque no se puede tener amor si no hay elección. Si no tuvieras una voluntad nunca sabrías lo que es amar y ser amado. Es simple.
Los dos árboles siguen presentes. Uno es Dios y el otro es el mundo y tú tienes la elección. La serpiente te va a tratar de llevar a comer del árbol equivocado, pero nada de lo que hay en el mundo va a darte las maravillosas bendiciones que Dios te puede dar, basadas en su amor. Entonces eres tú el que eliges amar a Dios o no. Es simple.
Mira el proceso, eres tú el que eliges a Dios, y cuando lo eliges, te comprometes, y cuando te comprometes lo amas a Él y a la gente. Esa es la vida cristiana. Así de simple.
Pastor Jorge Cupido
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