viernes, marzo 29, 2024

Entre dicho y dicho, mucho se ha dicho – Teresita Balderas y Rico

El lenguaje coloquial tiene su acta de nacimiento: se ha construido a través de los siglos, por los hechos y acontecimientos que se suceden en la vida cotidiana.

Cada pueblo, comunidad o región, tienen los suyos. Con los años se convirtieron en el tejido de su entramado cultural. A esas frases, que ya poco se escuchan en México, las nombramos dichos. Son el resultado de experiencias vividas. Con los años, se transformaron en sabiduría.

La interpretación varía de acuerdo con el contexto y lenguaje. Sin embargo, cualquier variante se encamina al mismo significado. Como dice otro dicho: “Todos los caminos llevan a Roma”.

Recuerdo algunos, escuchados en comunidades rurales, a mis padres y amigos.

“Ves relinchar al caballo y todavía le avientas el sombrero”.

Las personas que aman a los caballos, o quienes los tienen como parte de su sustento económico, saben que un animal asustado se debe calmar con palabras adecuadas. En otro sentido, si no queremos enfrentar a un bravucón, no lo provoquemos. 

“Cuando digo que la burra es parda, es porque traigo los pelos en las manos”.

Lo que se está diciendo es válido, porque se ha cerciorado de su veracidad. Tiene fundamentos para demostrarlo.

“Al nopal solo lo van a ver cuando tiene tunas”, es un dicho con pocas palabras, pero de profundo significado.

Tenemos parientes, amigos, compañeros de trabajo, a quienes no frecuentamos o saludamos, pero cuando tenemos un problema, los buscamos para que nos apoyen. En ese momento recordamos que tenemos un tío, primo, abuelo, amigos, que nos pueden ayudar a salir del lío. 

Ellos tienen lo que necesitamos. Con cierto cinismo se dice que deben ayudarnos. De pronto, sin aviso alguno, se les visita, con falsa sonrisa diciendo que se les ha extraña mucho, se les saluda amablemente.

Al compañero de trabajo lo adulamos, diciendo palabras amables, que no se dirían si no necesitáramos de él, de cuya presencia rehuíamos.  

“A río revuelto, ganancia de pescadores”.

Sucede cuando no hay una buena planeación de un evento. La desorganización lleva al caos, y la gente sin escrúpulos se aprovecha de la situación, obteniendo beneficios personales.

Algunos de estos dichos proceden del siglo XIX, otros del XX. Lo curioso es que son aplicables a situaciones en el presente siglo XXI.   

“Arrancada de caballo y parada de burro”.

Pareciera un dicho campirano, pero también es aplicable a situaciones citadinas. Se refiere a las personas que se entusiasman con facilidad, hacen un breve bosquejo mental de un proyecto. Piensan que dará buenos resultados. Sin hacer diagnóstico alguno, lo inician con gran entusiasmo, pero la emoción va decayendo hasta abandonarlo. 

Existen muchas personas con estas actitudes. Recordemos algún estribillo de la canción de Chava Flores: “Ahora sí, mañana sí le pago”, “Ahora sí, mañana sí trabajo”.

“Poco fuego no quema mucho maíz”.

Se refiere a que, si no hay abuso en el hacer, consumir, no se generan problemas. Dícese también, de los escarceos amorosos.

“Yo he oído decir que detrás de la cruz está el diablo”

Este dicho está escrito en el Quijote, en la voz de Sancho Panza. Su aplicación es universal. En la vida, alguna vez o varias, nos hemos encontrado con alguien que parece buena persona y terminamos por caer en sus redes, y de pronto nos enteramos que en ella hay poca bondad y mucha maldad. 

Desafortunadamente, este dicho aplica a la situación que estamos viviendo en México.

“El sentido del humor es directamente proporcional al intelecto”, dijo Nietzsche.

Quien es un buen contador de historias, anécdotas, no requiere usar un lenguaje soez para mantener la atención de la audiencia. Su intelecto le permite explayarse con fluidez.

“Cuídate de las aguas mansas, que, de las bravas, sabes cómo pasarlas”. 

Este dicho hace alusión al carácter de algunas personas que parecen toda dulzura, pero cuando tienen la oportunidad, golpean y traicionan sin remordimiento. 

“Agarrar al toro por los cuernos”.

Fue muy popular todavía en la década de los sesenta y setenta. Hace referencia a un problema que tenemos, y por inseguridad, temor, no nos atrevemos a resolverlo. En consecuencia, éste crece cada día, hasta hacernos la vida imposible. Como ya no hay salida, llega el momento de enfrentarlo, afrontando las consecuencias. Hacemos uso de los recursos a nuestro alcance, llámense monetarios, emocionales o intelectuales.

Al resolverlo, reflexionamos y nos preguntamos: ¿Por qué no lo resolvimos a tiempo? ¡No era tan complicado!

“No hay de otra: o te quedas para vestir santos, o te casas para desvestir borrachos”.

Este dicho fue muy popular los años sesenta, en las familias de clase media, o de humilde barrio, algunas madres lo decían a sus hijas en edad de contraer matrimonio.  

“De acuerdo al sapo, es la pedrada”.

Este dicho no tiene fecha de caducidad. Existen diversas interpretaciones que nos llevan a la misma reflexión. Para la creación de una empresa grande, la inversión tendrá que ser proporcional al proyecto. Si vas a solicitar algo al jefe, debes tener los argumentos factibles, asertivos, con un enfoque viable a una respuesta favorable del jefe. En otras palabras, es medir las posibilidades que se tienen de salir bien librado ante el adversario.   

Y como ya he dicho muchos dichos, segura estoy de que ustedes, distinguidos lectores, estarán recordando otros.

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