Algunas costumbres deberían conservarse, independiente de los recursos tecnológicos con los que ahora se cuenta. Escribir es un maravilloso medio de comunicación. Sus bondades son diversas, permite a quien escribe sondear sus recuerdos, entretejerlos al presente pensando en un futuro.
Mantener una mente activa y actualizada, coadyuva en la asertiva toma de decisiones, fortaleciendo la confianza, acrecentando el andamiaje cultural. La escritura también es una terapia emocional. Escribir es un ejercicio cognitivo social. En las herramientas tecnológicas que ahora tenemos, podemos encontrar algunas orientaciones tendientes a mejorar la escritura literaria.
No hay un horario fijo en que se deba escribir, o necesariamente el mejor lugar. Sin embargo, se recomienda buscar el espacio y momento en que estén dadas las condiciones de crear las frases adecuadas a lo que se quiere expresar, y pensando en él, o los lectores.
Con distractores es complicado que afloren las ideas. Cada escritor busca un espacio y tiempo para escribir, necesita reencontrase con su propia inspiración, en este caso, requiere de un lugar adecuado. Escribir es un arte que se nutre de otros campos, donde encuentra elementos naturales y emocionales, idóneos para el entramado de la obra literaria.
Corresponde a quien con la pluma y jugando con las palabras, logra plasmar las ideas entretejidas con lo experimentado y observado en distintos momentos de su existencia.
Para escribir es necesario crear una seria de estrategias con la intensión de construir una metodología propia. Es recomendable escuchar a escritores experimentados, conocer cómo lograron encontrar un sistema que les ha funcionado en el enigmático y controvertido oficio del buen escribir.
Recuerdo a la escritora inglesa Virginia Wolff quien en una de sus obras escribe sobre la importancia de tener un lugar apropiado para escribir. Ella lo llama “un cuarto propio”. Un espacio particular donde no se interrumpa constantemente la escritura. La inspiración podría esfumarse y con ello desdibujarse las ideas que recién habían florecido.
La lengua escrita es más compleja que la hablada, en la segunda nos ayuda el lenguaje corporal, cuando olvidamos algún vocablo adecuado al diálogo que se está desarrollando, nos ayudamos con gestos o movimientos, así nuestro interlocutor puede comprender lo que se pretende expresar.
La lengua escrita tiene reglas y normas, éstas son indispensables para que las ideas tendientes a comunicar sean expresadas con claridad, y el lector pueda comprender el mensaje del escritor.
Para un buen escrito, es el momento de acercarse a la lingüística del latín “lingua”, en el entendido que es el estudio científico la estructura de la lengua. En la lingüística iremos encontrado las normas que habría que respetar al escribir.
Se recomienda acercarse nuevamente a la sintaxis, es la parte de la gramática que estudia las reglas y los principios que rigen la combinación de los constituyentes en la formación de unidades superiores como: los sintagmas y las oraciones gramaticales. Podríamos decir, que la sintaxis estudia las formas en que se combinan las palabras.
Otro aspecto que es necesario conocer para el desarrollo de la escritura es la Semántica, su nombre se origina en un vocablo griego que puede traducirse como significativo.
Es necesario trabajar en el desarrollo de la creatividad y el conocimiento gramatical, para el buen manejo de la pluma.
Disciplina y orden facilitarán la creación de las ideas entretejidas en la razón y la emoción.
Concuerdo en que es necesario tener un lugar y tiempo propicio para dedicarse a escribir. Las interrupciones constantes no permiten avanzar en la estructuración del pensamiento.
Los talleres de escritura son recomendables para quienes desean escribir algo más que un mensaje coloquial, porque se tiene la oportunidad de escuchar la crítica del maestro y las opiniones de los compañeros. Algunos escritores hicieron acopio de estas estrategias y les han funcionado.
En la incipiente incursión en el arte de escribir, quien ama la escritura realiza intentos, ensayos hasta descubrir su propia metodología que le ofrece buenos resultados.
Cada amante de la escritura a través de la práctica, va descubriendo, o construyendo sus propias estrategias para desarrollar el tema de su interés. Algunos escritores lo piensan durante dos días, lo imaginan mentalmente, cuando están seguros de lo que desean escribir, empiezan el primer borrador ya sea en una libreta o directamente en el computador,
Acorde a la inspiración y el gusto por la escritura puede escribir media, una o más cuartillas, Las que dejará reposar mientras deba realizar otras actividades. A su regreso corregirá lo que considere que no es consistente con lo que desea expresar.
Si es de su agrado, continuará su escrito, de no ser así, rescatará solo lo que considere que tiene potencial. Posteriormente seguirá haciendo ensayos, hasta el momento en que vislumbre una estructura viable y asertiva, continuará tecleando.
La parte de la escritura más complicada para para muchos escritores, es la primera cuartilla, porque ahí está la base del tema. En ocasiones se logra escribir media hoja en el computador, la guarda y regresa una, o tres horas después, hasta que esté satisfecho con el escrito, porque ha plasmado la esencia de su tema.
Existen momentos en que las ideas fluyen, entonces el escritor entusiasmado inicia la bella tarea de escribir, sin embargo, el horario no es el propicio, porque suceden constantes interrupciones. El escrito debe suspenderse. Entonces el escritor prefiere esperará la noche para estar frente al computador.
A veces prepararse una taza de café, y escuchar música instrumental de fondo, ayuda a la creatividad de las ideas.
Cada día crece la pasión por la escritura, a la vez que, se reconoce que existe un largo camino por recorrer en el enigmático mundo de la literatura.
