Fe es creer que lo que Dios dice es verdad, aunque aún no lo vea, es decir, fe es creer que, si Dios lo dijo, así será.
La fe en Dios es una fe que cree con el corazón en vez de creer lo que sus sentidos físicos le puedan decir. Mucha gente quiere recibir y entonces cree que lo tiene. Así no funciona, es al revés. Tienes que creer primero, y entonces lo recibirás.
Cuando Jesús comenzó su ministerio, expuso claramente cuál iba a ser su obra. Tiempo después, una mujer no israelita tuvo un encuentro con Él. Ella pedía que Jesús, de acuerdo con su propia palabra, pusiera en libertad a su hija que era cautiva de un demonio. Pero lo que sucedió fue algo sorprendente: Jesús no le contestó ni una palabra. Incluso sus discípulos le pidieron que la despidiera porque los estaba molestando con sus súplicas.
Sin embargo, la mujer insistió en su suplica. Jesús por fin le contesta y le dice que solo fue enviado a las ovejas de Israel, pero ella encuentra, con fe, la solución. Y entonces Jesús le dice: tu fe es grande. Se te concede lo que pides. Y al instante la hija se sanó.
De la historia de esta mujer podemos aprender 3 grandes lecciones:
- Ante la necesidad, ella se acercó a Dios. Tú no puedes andar dando saltos para ver cual solución pega, tienes que acercarte a Dios. La Biblia lo dice muy claro:
Acérquense a Dios, y Dios se acercará a ustedes. (Stg 4:8)
Ahora, este acercamiento es constante, no solamente cuando estás en necesidad, porque generalmente la necesidad es el resultado del alejamiento de Dios.
Mantente cerca de Dios para que venga la respuesta a tu fe.
- Perseveró en su fe ante los obstáculos. La fe que se ejercita para alcanzar algún objetivo está expuesta a confrontar obstáculos, por lo que debe perseverar.
Su fe no se desalentó ante el silencio de Jesús, ni ante el rechazo de los discípulos.
Muchas veces el Señor guarda silencio o no responde de inmediato por diferentes razones. Por eso, haz crecer tu fe y persevera en la oración.
- Su humildad ante Jesús. Esta mujer no pide nada por sus méritos, no apela a ser muy buena, o santa, o ser judía, simplemente apela, con fe, a la gracia de Dios.
Necesitas acercarte al Señor con fe, en humildad, sabiendo que la respuesta no es
por tus méritos, sino por los de Él.
Jesús enseñó una lección acerca de la disponibilidad de la fe para todos. Esta es una lección también para ti, no importa quién seas o de donde seas, si tu fe es genuina, el milagro es para ti. Jesús dijo: Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración. (Mat 21:22)
Dios nos da a cada una medida de fe inicial, y a partir de ahí es responsabilidad de cada uno conservarla y hacerla crecer. La pregunta es ¿cómo hacer crecer tu fe?
Dios nos ha dicho que sin fe es imposible agradarle (Heb 11:6). Entonces, Dios quiere que tengamos fe, porque nos conviene y nos ha dicho como hacerla crecer, porque la fe no crece automáticamente, sino que requiere de ciertas medidas.
La primera es estudiando y escuchando la Palabra de Dios (Romanos10:17). ¿Cómo va a crecer tu fe si no sabes lo que Dios dice? Imposible.
La segunda es teniendo comunión constante con el Espíritu Santo, porque produce fe como fruto (Gálatas 5:22).
La tercera es ejercitándola. La fe es como un músculo, que crece y se fortalece solo con ejercicio. La fe se ejercita poniéndola en práctica. Esto es creerle a Dios en cada circunstancia de la vida.
Haz crecer tu fe, pon en acción las lecciones que esta mujer nos dio y la respuesta vendrá, porque Dios puede, quiere y nunca miente.
Pastor Jorge Cupido
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EL SELLO
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