El término «valioso» se utiliza para describir algo que tiene un alto valor, importancia o utilidad. Es algo que merece ser apreciado, cuidado o protegido debido a sus características positivas o beneficios que aporta.
Desde luego que hay cosas valiosas en nuestra vida, cosas como los hijos, los padres, el conyugue, los bienes, el trabajo y muchas más, pero lo más importante es saber cuál es el concepto de lo más valioso, según Dios, lo que está por encima de cualquier otra cosa que consideres valiosa. Lo más valioso es lo que es lo más relevante y lo que es lo más digno de cuidado y atención.
Lo que Jesús dice que debe ser lo más valioso para ti es tu alma: “¿Y qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero, pero pierdes tu propia alma? ¿Hay algo que valga más que tu alma?” (Mateo 16:26)
Nada en el mundo es más valioso que tu alma. ¿Qué cosa hay para el hombre más terrible que el perder su alma para siempre? ¿De qué te serviría dedicarte a ganar dinero y luego morir, dejarlo todo atrás, y pasar la eternidad con las manos vacías y en sufrimiento eterno? Si te aferras a las cosas de este mundo como tu prioridad perderás tu alma, perderás la vida eterna, pero si te entregas a la causa de Jesús, por encima de cualquier otra, salvarás tu alma y tendrás vida eterna.
En general, en la Biblia se le llama alma al ser viviente en su totalidad, es decir, a cada ser humano. La Biblia dice que, después de que Jesús regrese, todos los seres humanos resucitarán físicamente, con dos destinos posibles: la salvación o la condenación eternas.
Estamos hablando de dos etapas y de dos alternativas para lo más valioso que tienes: tu alma. La primera etapa es aquí en la tierra y la segunda etapa es en la eternidad. Solo en la primera etapa puedes hacer algo por tu alma, en la segunda etapa ya no.
Entonces tienes que estar muy conscientes de que lo más valioso para ti no es tu negocio, ni tu trabajo, ni tu dinero, ni tus bienes, ni siquiera tu conyugue o tus hijos. Lo más valioso que tienes es tu alma, es lo que requiere prioritariamente tu atención.
La pregunta es ¿Qué puedo hacer por mi alma? ¿Qué puedo hacer para que no se pierda? Lo único que no puedes hacer es pagar por ella. Ninguna cantidad de dinero es aceptable, ni ninguna acción humana es aceptable. El único precio aceptable es el sacrificio de Jesús, el perfecto.
Si tu reconociste a Jesús como Salvador de tu alma, ahora la tienes que preservar como lo más valioso y te voy a recomendar tres cosas que puedes y debes hacer:
- Sanarla. Así como el cuerpo se enferma, también el alma y así como el cuerpo puede morir si la enfermedad o la herida es grave, también el alma. La base de la sanidad del alma es el perdón, ese maravilloso sistema de ganar-ganar que Dios inventó. Dios te perdonó tu enorme deuda eterna, para que tu puedas perdonar las más pequeñas deudas terrenales.
- Cuidarla. Aunque ya perteneces a Cristo, sigues en el mundo y el mundo va a tratar de jalarte a su estilo de vida y a tus antiguas costumbres. Debes ser radical con tus prioridades y valores y evitar los intereses, lugares y personas que te pueden hacer caer.
- Desarrollarla, que es entrenarla y alimentarla. La alimentas con la Palabra de Dios y el discipulado y la entrenas cuando pones en acción lo aprendido.
¿Por qué dice Jesús que el alma es lo más valioso? Obviamente la razón más importante es por la salvación eterna. Sin embargo, el Señor es bueno, te ama y tiene por lo menos otras buenas razones para que sanes, cuides y desarrolles tu alma mientras estés en este planeta: Porque eso hará que vivas satisfecho en esta vida, hará que vivas tranquilo y en paz y hará que vivas en la confianza total de que cuando Jesús vuelva estarás con Él en la eternidad.
Pastor Jorge Cupido
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