Los abogados en México, en general, tienen mala fama, no todos por supuesto, sin embargo, es una profesión necesaria, especialmente cuando se va a enfrentar un juicio.
En términos simples, en un juicio intervienen, principalmente, cuatro personajes: un juez, un fiscal, que es la parte acusadora, un acusado y un abogado defensor.
El grave problema es que, en nuestra vida aquí en la tierra, todos tenemos un fiscal, es decir, un acusador que presenta las pruebas ante Dios, el juez supremo, lo que nos puede costar no la cárcel, sino el sufrimiento eterno. Este acusador es Satanás.
Él conoce muy bien la ley de Dios, la conoce mejor que muchos cristianos y sabe que todo hombre ha violado esa ley y que, por lo tanto, es culpable y puede acusarnos.
Esto viene a colación porque todos los seres humanos de todos los tiempos vamos a enfrentar un juicio ante Dios. Ya sabemos que solo hay dos sentencias posibles: la vida o la condenación eternas.
La cuestión es que unos van a contar con un abogado defensor que los va a sacar libres y otros no van a contar con ese abogado y serán condenados.
Este abogado defensor es eterno y perfecto, es Jesús mismo, el único que tiene
la autoridad, capacidad, recursos y disponibilidad para prestar ayuda. Jesús es el abogado divino.
El sistema legal actual refleja el modelo bíblico. El abogado de la fiscalía investiga y presenta una acusación contra el acusado, intentando demostrar su culpabilidad. Luego, el abogado defensor sostiene la inocencia de su cliente refutando al fiscal.
En el caso de los cristianos, la refutación es contundente porque demuestra totalmente la inocencia del acusado. Esa refutación es el sacrificio de Jesús, que vivió humanamente perfecto, pagó nuestra deuda con su muerte en la cruz y nos permitió salir libres, a pesar de nuestra culpa según la Ley.
La justa ley de Dios nos declara culpables, reos de una eternidad en el infierno. Una sola falta a la ley te hace culpable de toda la ley. Sin embargo, Jesús es el abogado intercesor entre nosotros y la ley, si es que nos hemos arrepentido y por fe lo declaramos nuestro Señor. Si ese es el caso, Él defiende con éxito nuestro caso ante el Juez Justo.
Con todo esto en mente, quiero decirte que hay tres buenas noticias.
La primera buena noticia es que, en vida, cada quién decide si quiere contar con ese abogado o no. Si tú ya aceptaste a Jesús, entonces tú deber es ir y decirles a otros que en Él hay salvación.
La segunda buena noticia es que ese abogado es Dios mismo, Jesús el justo perfecto. Y tiene un currículo impresionante: está disponible siempre, lo sabe todo, su experiencia es eterna, es divina y es humana, su honestidad es a toda prueba y su defensa es contundente. Nunca ha perdido un caso.
La tercera buena noticia es que el abogado opera a tu favor en tres temporadas diferentes: cuando recibes a Jesús eres perdonado de todos tus pecados pasados. En tu vida cristiana eres perdonado de todos tus pecados si las reconoces, te arrepientes y las confiesas. Finalmente, en el eternidad eres perdonado y tienes la vida eterna con Jesús.
Si esto no hace brincar tu corazón de alegría y agradecimiento, nada más lo hará.
Un abogado terrenal sólo puede defender un caso con pruebas externas o testimonios de testigos. Nuestro abogado celestial cumplió Él mismo con las demandas de la justicia, por lo tanto, Su defensa es contundente y exitosa.
Si aún no tienes a ese abogado en tu defensa, contrátalo inmediatamente, es gratis, solo reconoce tus faltas y reconócelo a Él como tu Señor y Salvador.
Pastor Jorge Cupido
@jorgecupidoqro
EL SELLO
@ElSelloQueretaro
Domingos, 11.30 am
San José 498, Col. Carrillo Puerto, a 100 m. de Av. 5 de Febrero
Querétaro, Qro.
