jueves, octubre 17, 2024

Demasiada basura – Teresita Balderas y Rico

Hace unos días, vi por televisión los exagerados montones de basura ocasionada por la publicidad de las campañas políticas en tiempos electorales. Los ambientalistas, que entregan su amor a México, hacen grandes esfuerzos por cuidar y mantener un medio ambiente sano, lo que nos hace falta a todos. En vez de recibir apoyo, se encuentran con grandes obstáculos y poca empatía.

Son miles de toneladas de basura provenientes de mantas y otros materiales empleadas como publicidad electoral. Esas toneladas representan millones de pesos convertidos en basura.

Este dinero debería emplearse en varios rubros que están desprotegidos. Entre ellos: la educación. Existen escuelas públicas en el país con muchas carencias. Hay niños malnutridos que son víctimas de enfermedades y tienen pocas esperanzas de una vida digna.

La atención a niños con capacidades diferentes está restringida. Se requieren más centros especializados, con personal altamente capacitado, para atender las necesidades de los pacientes. Estos centros o clínicas, debieran estar dotados del mobiliario e instrumental para las terapias de recuperación. 

Son muchas las necesidades y poco el presupuesto destinado. Se requiere de clínicas para atender a las personas con problemas neuronales, se necesitan más asilos para los adultos mayores que no tienen parientes ni un hogar donde vivir.

La pobreza extrema ha aumentado, aunque México es un país muy rico en recursos naturales, entre ellos: bosques, selvas, minerales y mares. Tenemos especies de plantas que son únicas en el mundo. La flora y la fauna son abundantes, gozamos de paisajes de ensueño.

Teniendo un país tan hermoso, con muchos recursos naturales, ¿por qué no estamos a la altura de los países desarrollados? ¿Qué nos detiene? ¿por qué no tomamos decisiones que nos permitan encontrar el camino hacia el progreso? ¿Tenemos miedo de conocer nuestras propias capacidades? ¿nos aterra salir de nuestra zona de confort y, por eso, preferimos pasar desapercibidos? Pareciera que nos sentimos a gusto perdiéndonos entre la masa amorfa.

Lo que no se alcanza a dilucidar, es que esa masa amorfa es fácilmente manipulada por rufianes a los que sólo les interesa el poder y el dinero.

Son muchas preguntas y pocas e inciertas respuestas. Esta actitud de muchas personas me recuerda el libro de José Saramago: Ensayo sobre la ceguera. Donde la gente de un pueblo es sumisa, no quiere ver lo que está sucediendo, no ven más allá de sus propios intereses. Hasta quedar atrapados por rufianes, quienes aprovechan la situación de esa ceguera blanca y los tratan como esclavos. No se refiere a una ceguera fisiológica, sino de una mental, y emocional.

Algo similar a esta historia sucede actualmente en mi amado país.

En el siglo XX, leía y veía en los noticieros acerca de la violencia que se vivía en varios países de América del Sur y Central. Recuerdo que me condolía de lo que estaban sufriendo sus habitantes, sobre todo los niños. Y, me preguntaba: ¿por qué los gobiernos no aplican la ley, siendo los responsables de cuidar el orden y hacer justicia, y tienen la obligación de hacer cumplir las leyes para bien de su pueblo que los eligió? Oraba por quienes sufrían la violencia de la maldad y la ignorancia.  Agradecía haber nacido en México. 

Jamás imaginé que la maldad nos alcanzaría, que el crimen actuaría impunemente. En muchos lugares la gente vive aterrorizada. Lo más desgarrador es que los delincuentes ya no respetan nada, los niños también son víctimas de seres que no tienen buenos sentimientos, han perdido la capacidad de amar. Es inaudito que no se cuide a los niños, los delitos quedan impunes, se minimizan los hechos con números falsos, para que en libros de estadística aparezcan cifras menos aterradoras.

Nunca hay presupuesto para lo realmente importante, para invertir en lo que una nación necesita para progresar. Los millones quedan perdidos en las malas decisiones, en los bolsillos de gente corrupta y en la basura de las campañas electorales.   

¿En dónde están los presupuestos destinados la educación? Desde las estancias infantiles, (por cierto, fue una pésima decisión haberlas cerrado), hasta los posgrados. 

Desde niña he amado a mi país. Mis padres y maestros me enseñaron a respetarlo, pude desarrollar mi sentido de pertenencia e identidad, soy orgullosamente mexicana.

Me preocupa lo que sucede en mi nación, la existencia de una violencia inaudita.                                          Sé que la frase pareciera cursi, pero no lo es. Mi corazón llora el dolor de mi país.

Las personas que abandonan la tierra donde nacieron, en lo general lo hacen porque son fácil presa del crimen, o porque no existen empresas, espacios, donde puedan trabajar y obtener los recursos para alimentar a su familia. México, a pesar de todo, sigue siendo un país maravilloso. Hagamos lo que nos corresponde para no perderlo.

El próximo domingo iré a votar como lo he hecho desde que cumplí 21 años, a mi generación le correspondió votar a esa edad. Acudí feliz a las urnas para cumplir con un deber cívico, y porque ya era mayor de edad.

Ahora asistiré con la gran esperanza de recuperar la paz en mi amada patria.

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