LA HABANA, 23 feb (Xinhua) — Una fuerte condena a Estados Unidos y a la Organización del Atlántico Norte (OTAN) cerró en Cuba el Día de Acción contra las bases militares en el extranjero.
«Estados Unidos y la OTAN tienen más de 800 bases militares, 76 de ellas en América Latina, aunque suman más de un centenar los países que albergan esas instalaciones en el planeta», dijo a Xinhua la vicepresidenta de la Sociedad Cubana de Derecho Internacional, Doris Quintana.La jurista dictó una conferencia sobre la ilegalidad de la base que Washington mantiene en Guantánamo, en el extremo oriental de Cuba, y que fue instalada un día como hoy, en 1903, tras la firma de un tratado de arriendo incorporado a la Constitución de la isla en un apéndice impuesto entonces por Estados Unidos.
«Ya son 120 años de imposición contra la voluntad popular, de robo de la soberanía cubana, de ilegalidad, de un puñal clavado en el costado de Cuba, que también hiere a otras naciones por su uso como prisión sin ley», escribió el presidente cubano Miguel Díaz-Canel en la red social de Twitter.
La Conferencia Mundial por la Paz, que sesionó en Dublín, Irlanda, en noviembre de 2018, decidió declarar a esta jornada como Día de acción contra las bases militares en el extranjero, recordando la instalación de la Base Naval de Guantánamo, la primera de Washington en el extranjero.
«Esa base nació de un tratado espurio, sucio, ilícito», subrayó Quintana, quien basó su afirmación en la violación de los principios del derecho internacional por el apéndice constitucional conocido como Enmienda Platt.
La experta apuntó que ninguna Constitución del mundo tiene como apéndice una enmienda legislada por un Congreso de otra nación, y agregó que ningún país puede firmar un tratado por coacción.
«Además todo tratado tiene un principio y un fin, pero este ni siquiera tiene establecido un término», subrayó la veterana abogada.Desde 1960, con el triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro, Cuba se niega a cobrar los poco más de 4,000 dólares que Estados Unidos paga cada año por el arriendo de un territorio de 117 kilómetros cuadrados al borde de la bahía de Guantánamo, una de las mejores de la isla caribeña.
En 2002, la administración de George W. Bush abrió un penal en la Base de Guantánamo, donde llegaron a alojar unos 800 prisioneros de la llamada Guerra Global contra el Terrorismo, quienes durante varios años fueron víctimas de torturas y maltratos.
«A los cubanos no nos sorprendieron las cosas que pasaron allí», afirmó Yuri Lafita, un guantanamero quien recordó que desde esa instalación en otros tiempos se lanzaron sistemáticas provocaciones contra Cuba, incluso algunas con el uso de armamento militar.
Lafita señaló las invasiones que partieron desde ese enclave militar contra México, Haití, la República Dominicana, Nicaragua y Guatemala, lo que demuestran que es un trampolín para las agresiones contra países latinoamericanos.
El Gobierno cubano ha reclamado en reiteradas ocasiones la devolución del territorio, un pedido al que Washington hace oídos sordos, como explicó el académico Luis René Fernández, profesor de la Universidad de La Habana.
«(La base de) Guantánamo no tiene una importancia real desde el punto de vista militar, pero ha servido al mantenimiento de una postura hostil hacia Cuba», aclaró el politólogo.
El enclave se mantiene como un punto de ficción en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, al igual que el bloqueo que desde hace más de medio siglo aplica Washington contra la isla caribeña.
