Jaime López Trincado: un gran industrial
Su legado
Por: Araceli Ardón
Lo que llamaba la atención de este hombre lleno de virtudes era su estatura sobresaliente. Esa era la primera impresión que causaba: su altura física. Al conocerlo mejor, uno percibía también su gran estatura moral y una calidad humana sustentada en una cultura bien construida a base de estudios, conocimientos de sus áreas de competencia y la sabiduría que sólo dan las experiencias vividas con reflexión y sensibilidad.
Se trataba de un líder, un visionario que contribuyó con lo mejor que tuvo para el desarrollo de nuestro estado. De carácter afable y espíritu de caballero, buscaba ofrecer a sus colaboradores un mejor nivel de calidad de vida. Tuve el honor de tratarlo a lo largo de muchos años, y de que colaborara con textos de su autoría en mi revista Ventana de Querétaro.
Nació en la Ciudad de México el 10 de mayo de 1935, fue el sexto y último hijo de su familia. Estudió en una escuela lasallista y cursó su carrera en la UNAM, de donde egresó en 1953 como ingeniero mecánico electricista. Tuvo el privilegio de estudiar el primer año en el Palacio de Minería, un edificio emblemático de la capital de la República.
A partir de su titulación, siguió tomando cursos de especialización, como un programa de administración en la Universidad Harvard y otro en el Instituto de Banca y Finanzas. La Academia de Ingeniería de la UNAM lo nombró académico de número el 11 de marzo de 1988.

El 1 de octubre de 1964, entró a trabajar a la empresa TREMEC, en la Ciudad de México. El 1° de enero de 1965 se trasladó a vivir en Santiago de Querétaro para trabajar en la planta del parque industrial Benito Juárez. Venía acompañado de su joven esposa, Graciela Urquiaga, y los dos niños de la pareja: Gabriela y Jaime. Más tarde, en 1966, nació Claudia, para completar la familia.
Muy pronto, los López Urquiaga se volvieron queretanos. La solidez de su matrimonio fue ejemplar, la atención que brindaron a la educación de sus hijos pronto rindió frutos, porque ellos han sido buenos estudiantes, profesionistas y padres de familia. Gabriela estudió ingeniería bioquímica, pero muy joven concluyó su ciclo vital, lo cual provocó un dolor profundo en sus padres, familiares y amigos.
La señora Graciela Urquiaga Aguirrezabal, quien supo ser una compañera inteligente y talentosa para don Jaime, era una conocedora del arte en todas sus facetas; luego de un tiempo de haber llegado a nuestra ciudad, montó un negocio de venta de artículos para artistas en la calle 16 de Septiembre del Centro Histórico.
Don Jaime y doña Graciela pertenecieron a varios organismos dedicados a la promoción del arte y la cultura. Este matrimonio colaboró con un grupo de entusiastas promotores de actividades artísticas llamado Proarte, presidido por el doctor Alfonso Ballesteros. En la presidencia municipal de René Martínez, de 1982 a 1985, don Jaime participó como miembro del cabildo. Fue el presidente fundador de la Asociación Amigos del Museo Regional, en el periodo gubernamental de Mariano Palacios.
Con enorme interés por la educación, Jaime López Trincado fue presidente del Patronato del Instituto Asunción.
En 1991, el gobernador Enrique Burgos lo invitó a formar parte de su gabinete como secretario de Desarrollo Económico. En entrevista con Andrés Garrido del Toral, el ingeniero López Trincado declaró: “Una de las grandes y maravillosas experiencias que tuve fue conocer todos los municipios del estado. Recuerdo con mucho cariño las visitas de sábados, domingos o vacaciones a la Sierra Gorda para visitar las cinco misiones, en compañía de gente tan valiosa como el profesor Eduardo Loarca, quien fue mi amigo. Con su sabiduría y conocimientos, nos daba una descripción de cada una de las misiones; conocí otra faceta muy interesante que es el huapango, algo que tiene que enaltecer a todo Querétaro”.
En 1993, pasó a la dirección general de QRONOS, organismo que supervisaba todas las propiedades del Gobierno del Estado. Bajo su dirección, se creó el Centro Sur, una zona habitacional y comercial de Santiago de Querétaro, que hoy reúne fraccionamientos, edificios de oficinas y el Centro Cívico del Municipio. También realizó la gestión de adquirir una reserva territorial para crear el Centro Norte de la ciudad. Al concluir esa responsabilidad, aceptó ser el delegado de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, donde laboró hasta 1999.
Su talento y don de gentes fueron clave para los organismos patronales que tuvieron el privilegio de contar con su participación, como Coparmex y el Club de Industriales, cuya mesa directiva presidió en los años 1990-1991.
En sus últimos años, disfrutó de sus cuatro nietos y una bisnieta. Hoy, en 2025, ya tendría tres bisnietos: Sofía, Jaime (el cuarto Jaime López de este linaje), y Santiago.
En la entrevista realizada por quien fuera cronista del estado, Andrés Garrido del Toral, externó su declaración de principios: “Lo que ha tenido mayor importancia en mi vida han sido mi familia y los valores de la honestidad y la lealtad que siempre he tenido como divisa de mi actuar en este mundo”.
Murió en su amada ciudad de Querétaro, el 15 de marzo de 2021.