Durante la vida y reinado de David, aparece un hombre que llegó ser muy importante entre su gente cercana. Su nombre era Joab.
Las últimas palabras del Rey David estuvieron dedicadas a darle instrucciones a su hijo Salomón, siguiente rey de Israel. Dentro de ellas hay una enigmática instrucción con respecto a Joab: “no permitas que envejezca”, es decir, mata a Joab.
Podemos entender esto porque la conducta insolente y despótica de Joab no sólo había sido hondamente ofensiva y deshonrosa contra David, sino que había sido con el fin de dañar su carácter, sus valores, a su descendencia y poner en peligro su trono.
Joab causó mucho dolor al rey y a Israel. Su maldad oculta, el poder de su posición y su cercanía con David lo llevaron a causar un enorme daño.
Joab representa todo aquello que no es parte de la visión de Dios para tu vida y te perjudica. Podríamos definir a Joab como toda influencia demoníaca que trata de dañarte y desviarte del camino. Por eso, mata a Joab y hazlo cuanto antes.
Mata todo aquello que atente contra tu carácter y valores. El carácter son las características internas que determinan la conducta externa.
El carácter malo es aquel que no se basa en principios. Va a actuar de acuerdo con las circunstancias y a lo que le conviene egoístamente. Es un carácter que es fácilmente influenciado por lo malo y lo negativo. En cambio, el carácter cristiano se forja en la Palabra y en la comunión con Dios. Es firme, se basa en los principios bíblicos y los propósitos de Dios, hace lo correcto y con las motivaciones e intenciones correctas.
Sin embargo, este carácter puede ser obstaculizado, deformado o quebrado por malas influencias como los familiares, los cercanos y los medios de comunicación, entre otros, detrás de las cuales está Satanás, el destructor.
Jesús es el mayor ejemplo de una persona con carácter, que nunca se dobló ante las circunstancias, nunca varió sus valores, nunca cedió a una presión que lastimara o pasara por alto los principios universales que defendía y vivía. Para seguir su ejemplo, debes matar a Joab y desarrollar el carácter de Jesús.
Mata todo aquello que atente contra tu familia. David permitió que el espíritu de Joab destruyera por lo menos a 4 de sus hijos y reconoció que no lo había podido controlar ni matar. Tampoco cuidó su matrimonio con Mical y, como resultado, la perdió.
Así que toma medidas. Si eres casado debes cuidar, amar y honrar a tu cónyuge. Si tienes hijos y los amas, debes disciplinarlos, enseñarles la Palabra y protegerlos de los peligros que acechan en el mundo. Si eres soltero debes estudiar o trabajar y obedecer y honrar a tus padres.
Mata todo aquello que atente contra tu vida espiritual. Y me refiero a tu vida espiritual personal, familiar y ministerial.
Mientras que sus ejércitos estaban en guerra, David se quedó cómodamente en casa. Desde su azotea, vio a una hermosa mujer casada y cometió adulterio con ella. La mujer quedó embarazada y entonces David tramó un perverso plan para que el marido muriera en batalla, con la complicidad de Joab.
Todo esto porque David estaba donde no debía estar y hacía lo que no debía hacer. La Biblia dice que busquemos siempre la presencia de Dios y que no dejemos de congregarnos.
Estas cosas en la vida de David nos muestran que todos estamos expuestos a que nuestra vida espiritual sea afectada y a que el pecado se multiplique rápidamente. Este tipo de Joab demoniaco existe alrededor de ti, y te hace hacer cosas que destruyen tu vida y tu entorno.
Tal vez es una tendencia a no ir a la iglesia todos los domingos, o a no tener tu tiempo con Dios entre semana, o tal vez es alguna tentación para una transa o una adicción, o tal vez un problema emocional. Desde luego que no existe la perfección en ninguno, pero si debe existir la tendencia a parecerse más a Jesús.
Si te has caído, arrepiéntete, levántate, sacúdete el polvo y sigue adelante en el camino, no habrá ninguna condenación de parte de Dios. No estás solo en tu lucha contra Satanás, tienes todo el poder de Dios en ti, a través del Espíritu Santo, para que puedas vencer a Joab y superar toda debilidad.
Pastor Jorge Cupido
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