Durante años hemos creído que por no contar con un ingreso fijo o ganar grandes cantidades de dinero, no se puede hacer más con nuestro dinero. Y no, no estamos hablando de hacer esas actividades raras que te prometen de la noche a la mañana convertirte en millonario. Nos referimos a que puedes obtener ganancias extras con el simple hecho de saber armar un presupuesto, uno que se ajuste a tus necesidades, sin importar si eres freelance, godín, emprendedor o ejecutivo.
Planificar lo que tenemos para usar mensualmente puede parecer algo difícil o algo que solamente los expertos pueden hacer. Esto se debe a que existen demasiados tabúes alrededor del dinero, también hay barreras a las que nos enfrentamos cuando intentamos hacerlo y, la mayoría de veces, entender este tipo de información no es nada sencillo.
Si a esta falta de planeación le agregamos los gastos que realizamos día con día (gastos hormiga) que pueden parecer inofensivos por la cantidad que desembolsamos diariamente, el problema se puede poner peor y resultar malo para nuestro bolsillo. Según la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), estima que una persona puede destinar hasta 90 pesos diarios en este sentido, lo que equivale a 32 mil pesos anuales!
Entonces, si hacemos cuentas, un cafecito ($25), unos tacos ($30), un refresco y unas papas ($35), pueden no parecer tan inofensivos cada vez que los compramos, ¿verdad?, pero ya viste que a la larga esas cantidades pueden hacer toda la diferencia en tu economía.
“Armar un presupuesto es el primer paso para mejorar nuestros hábitos financieros, esto nos ayuda a tener mayor control sobre lo que ganamos y lo que gastamos, además, permite identificar todas las compras innecesarias, llevar un control de lo que recibimos y gastamos, además de que podríamos evitar deudas o reducir las que ya tenemos”, asegura Jimena Colín, Head of Trading en Flink.
Para comenzar, debemos tomar en cuenta que el presupuesto está dividido en dos, lo que tenemos como ingresos, es decir, todo el dinero que llega a nuestras manos como la nómina, la tanda o un trabajo freelance, entre otras; y, los gastos, o sea, todo el dinero que usamos para pagar lo que necesitamos como la renta, el transporte y la comida.
Una vez hecho esto, basta con hacer una simple operación: sumamos lo que ganamos y restamos lo que gastamos. Si sobra algo, es el dinero disponible que tenemos para hacer otras cosas, pero ¡ojo, lo recomendable es que no lo gastes todo! Ahora bien, si el gasto es mayor al ingreso, es cuando tenemos que revisar cómo lo estamos usando porque estamos gastando más de lo que tenemos.
Ya que tienes armado el presupuesto, Jimena recomienda seguir la regla financiera del 50/30/20, donde el 50% se tendría que utilizar para las necesidades básicas (transporte, renta, comida), el 30% en aquello que nos gusta (cine, fiesta, gimnasio) y el 20% para ahorrar o, mejor aún, invertir en productos financieros seguros con plataformas o empresas reguladas.
Una vez que tienes ese 20% sobrante, es indispensable definir una meta, por ejemplo, comprar unos tenis o un celular nuevo, salir de viaje, entre otras. Es importante que la meta cumpla con dos características, primero, que sean realistas y realizables, acorde a tu realidad actual, y segundo, que sean medibles y contables, es decir, poder identificar el monto exacto y el tiempo que necesitamos para alcanzarla.
Por ejemplo, si hace un año hubiéramos invertido $1,000 pesos en diferentes productos financieros o empresas, según lo que prefieras, esto podría valer tu dinero hoy:
- CETES: $1,370 pesos
- Bitcoin: $6,517 pesos
- Acciones de Tesla: $18,171 pesos
Ahora que sabes que con el dinero que utilizas para comprar gustos o antojos innecesarios puedes comenzar a invertir, ¿estás listo para intentarlo? Con tan sólo $30 pesos puedes hacerlo a través de aplicaciones sencillas, seguras y sin comisiones como Flink, que te dan acceso para que, con eso que te sobra, entres al mundo de las inversiones, pierdas el miedo y pongas a trabajar tu dinero.
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