“El caballo nos invita a sentir la naturaleza en plenitud. A romper patrones de control, dejar fluir y ser libres”- Gabriel Oliverio
María Fernanda Moya es una mujer que se describe a sí misma como una persona con un gran corazón, servicial, empática, sentimental, alegre, respetuosa y honesta, a quien le gusta ayudar a los demás siendo una equinoterapeuta apasionada y comprometida con su trabajo. Sin duda, una mujer de valores, apasionada por los caballos, la enseñanza y el aprendizaje.
Para ella, nada se iguala a esos momentos en los que las personas llegan al centro con una sonrisa, un abrazo y más vida para compartir; pero es cuando está dando terapias y puede ver los avances de sus alumnos, por más pequeños que sean, que se llena de alegría.

¿Por qué equinoterapia?
María decidió internarse en el mundo de la equinoterapia debido a su pasión por los caballos y su deseo de aportar algo significativo a la vida de los demás, una huella que marcara la diferencia.
“Me encanta poder ver los avances y cómo el trabajar con los caballos de una manera terapéutica te cambia la vida”
Ella misma explica que los caballos trabajan como el reflejo de uno mismo y son tan sensibles que apoyan de manera natural a la sanación, dan más autoconfianza y apoyan para que uno se encuentre a sí mismo, pues la unión entre caballo y persona es un vínculo y fusión lleno de magia. Sin duda, para María Fernanda, trabajar con ellos cambia vidas completas de manera positiva.

Preparación
Para ser auxiliar terapeuta o equinoterapeuta, se necesita tanto de certificación y capacitación como una constante actualización para brindar una terapia integral, sin dejar de lado un valor de altruismo y de amor por ayudar a los demás. También detalla que es importante comprender y aprender de manera teórica y práctica para llevar las terapias de manera correcta.
Actualmente María Fernanda Moya está por cumplir dos años desde que inició el equipo del Centro Ecuestre Cantares junto a su familia, el cual se formó porque dentro de esta pandemia y confinamiento vieron una oportunidad para reconectarse con la naturaleza, con ellos mismos y compartir esa experiencia terapéutica con los demás.
“Es un sueño hecho realidad que hicimos en conjunto, y hoy logramos cada vez más conectar con un mayor número de personas”
María también afirma que prácticamente todas las personas son candidatas a asistir a las equinoterapias, exceptuando a aquellas que, por indicaciones médicas, no lo tengan permitido. Y las personas a las que más pueden apoyar son aquellas con: Síndrome de Wess, Síndrome de Down, trastornos de conducta, trastornos de lenguaje, TDA, TDH, autismo, parálisis cerebral, síndrome de ansiedad, personas con retraso psicomotor, depresión y estrés, entre otras afecciones.

Seguir apoyando
A María Moya le llena de vida el poder contribuir a los demás, el dar lo mejor de sí para brindarles a los pacientes la mejor terapia, y sin que se sienta como una, es decir, que disfruten de la sesión en todo momento y puedan ir a su ritmo. Para ella, lo más gratificante es que le regalan una sonrisa o un abrazo porque, comenta, aunque ella los guía en la terapia, muchas veces los pacientes son los mejores maestros.
Además, entre algunas de sus metas se encuentran: hacer de esta experiencia tan única algo accesible para las personas, poder terminar su maestría como equinoterapeuta y ser reconocida por el amor y la dedicación que ella y su familia le ponen a cada una de las terapias. Sin duda, su objetivo es continuar apoyando a los demás por medio de estas terapias y dejar una huella trascendental e invita a otros a sumarse a esta buena causa.

Y termina la entrevista con una de sus frases favoritas de Gabriel Oliverio:
“La terapia con caballos conecta al ser humano con el lenguaje sensorial. Duerme la razón, afloran los instintos. Es cuando nace la mística y la ciencia se fusiona con la energía vital del universo. El caballo te transporta a lugares dentro tuyo que jamás has imaginado”