viernes, julio 26, 2024

Los de la limpieza – Rodolfo Lira Montalbán

Elenita comía su “changuis” y tomaba su coca, con azúcar. ¡Claro está! Un refresco sin azúcar no le devolvería las energías perdidas en esa extenuante mañana de calor. Los termómetros marcaban más de 33, pero los cuerpos reclamaban más de 40. La tarea que sus jefes asignaron a ella, y a la cuadrilla de seis recolectores, era la de recoger montañas de basura. No era la basura de todos los días, la de las esquinas, la de los botes, la de las bolsas de plástico blanco o negro que muy coquetas se apostaban afuera de los domicilios de la ciudad más limpia del país.

            La basura de hoy era vieja, era podrida, estaba llena de polvo, de tiempo, de olvido.  Basura que por años fue arrojada a la orilla de las veredas, de los caminos rurales, a la orilla de la presa. Tras las bardas de los grandes y lujosos fraccionamientos. Pero también de los pueblos, de las comunidades. 

            ¿Qué al cabo; qué? ¿Al cabo? Nadie se da cuenta, nadie se queja, nadie reclama.

Una botella de plástico por aquí, una lata por allá, una bolsa de papitas más allá. ¿Qué importa? Nada importa. Y después de las latas y las botellas vendrían las llantas, los sofás, las sillas viejas de tres patas, los electrodomésticos desahuciados, los juguetes desdeñados, la ropa despreciada.

            La montaña de basura crecía al lado de nopales y cardos, de huizaches y pirules.  Los paseantes habituales, los deportistas consuetudinarios, los que van atados a las correas de sus perros, todos: todos se quejaban.

            Las quejas envejecieron, los quejosos comenzaron a ser víctimas de la ceguera del taller. ¿Y la basura? La basura seguía ahí, se reproducía, conquistando territorios. Afeando, estorbando, insultando.

            Hasta que llegó el día del hartazgo, el día en que los vecinos, los paseantes, los senderistas, los corredores y hasta sus mascotas dijeron: ¡Ya basta! Hay que hacer algo. Ese día llegó, y llegaron otros trescientos sesenta y cinco días y otros mil cuatrocientos cuarenta y cuatro, y otros cientos más, pero llegó el día.

            La amiga del amigo del vecino, de un señor que no vino a la fiesta, y que era la afamada directora de un medio local de prosapia, de nombre Elizabeth Garfias, para más dato, resultó ser la que conocía a la mera, mera, a la directora. A doña Alejandra Haro. Directora de los servicios municipales. Ella se enteró de la penosa situación de los campos abandonados, y como buena funcionaria, de esas que sí están comprometidas con las causas del pueblo, ni tarda ni perezosa, ni habitante de los lugares comunes, giró instrucciones, envió oficios, turno iniciativas, señaló responsables. Y a la mañana siguiente: la cuadrilla de limpieza ya estaba en acción, para agradecimiento eterno de los afectados, quienes, mermados en sus caudales tras “coperachas” emotivas dirigidas a la acalorada y casi deshidratada cuadrilla, resultaron  enriquecidos en sus almas generosas y en la recuperada limpieza de sus paisajes.

            Elenita trató de subir una pesada llanta al camión. 

—¡No! Permítame ayudarla por favor.

—Es mi trabajo, señor.

—Ya lo sé, pero es mucho peso para usted.

Elenita explicaba; con su limitado y alegre vocabulario, que a ella, como a los compañeros de su cuadrilla, la vida no les dio educación, ni les dio riquezas, ni les dio oportunidades. Así que no había de otra que recoger basura. Pero recoger basura con alegría, con compromiso, con dignidad.

–¿Oye, papá? Se escuchó la voz del niño que estorbaba. ¿Esos son los señores de la basura?

—No, hijo. Esos son los señores de la limpieza. Los de la basura somos nosotros.

Más información
Relacionado

Detienen en EEUU a líderes del Cártel de Sinaloa

El Gobierno de México espera recibir en las próximas

La educación personalizada gana terreno en México

La educación "a la medida" se consolida en México...

DIEHL Aviation llega a Querétaro con inversión de más de 900 mdp 

El gobernador, Mauricio Kuri González, y ejecutivos de DIEHL...

Entregan apoyo alimentario en Pinal de Amoles

La secretaria de Desarrollo Social del Estado de Querétaro,...