viernes, marzo 28, 2025

Libros y café – Teresita Balderas y Rico

Cuando me cito con una amiga a desayunar, la espero tomando un café mientras leo un libro. 

Una de las grandes creaciones de la humanidad que llegaron para quedarse, es sin lugar a duda el libro. A través de él, podemos cruzar los océanos en apacible calma, o en alguna tormenta perfecta. Desplegar las alas, y volar cual cóndor de los Andes entre agrestes montañas, sin que la vida del lector esté en peligro. La viajera es la imaginación. Para lograrlo, es necesario cruzar el umbral de lo desconocido.  Adentrarse en los intersticios de la historia que se está leyendo. 

Estar listos para viajar. Es tiempo de elegir la época y el lugar para iniciar el trayecto. Atenas sería una buena elección para escuchar al gran Sócrates con su mayéutica. Sintiéndome curiosa y temeraria, podría introducirme en el entramado que hace Umberto Eco, del misterio que subyace en las congregaciones religiosas de la Edad Media. Situación que presenta en su obra El nombre de la rosa. Entre sus páginas podría indagar la intriga y el terror de las extrañas conductas en la vida de algunos monasterios de aquella época. 

Sería interesante hacer una visita a España en 1615, fecha en que nace la auténtica segunda parte de Don Quijote de la Mancha. Conversar con Miguel de Cervantes Saavedra, acerca del Quijote apócrifo: ¿por qué pensaba que había sido Lope de Vega quien directa o indirectamente había tenido injerencia en la edición falsa del Quijote? ¡Tantas cosas que se pueden saber a través de los libros! cuando el lector deja volar a su imaginación.

Descender en la Rusia del siglo XIX sería otra opción. Tal vez pudiera encontrarme con León Tolstoi. Le preguntaría si en algún momento imaginó que su obra, La guerra y la paz, trascendería los años convirtiéndose en una novela inmortal. Traducida a varios idiomas y leída en Europa, Asia, África, América y Australia. 

Si hay interés en conocer la vida de Jesús, desde su intensa humanidad, es momento de leer la interesante obra El evangelio según Jesucristo de José Saramago. A él, le preguntaría si los libros y documentos antiguos que encontró en la vieja librería donde trabajaba, lo motivaron para escribir esa estupenda novela. Es un buen libro, deja reflexiones sobre los acontecimientos en el trascurso de la vida de un creyente.

Hay noches en que el sueño se niega a tender el velo que adormece mis sentidos. Aprovecho la circunstancia y me dispongo a leer.

¿Qué obra elegir? Libros que forman una larga fila esperan ser leídos, pero también está la curiosidad por conocer las entrañas del recién adquirido. Es mi pequeño dilema.

La novela negra ha estado esperándome. Me preparo una taza de humeante café y me dispongo abrir los pesados y negros cortinajes del misterio. Percibo que mis sentidos se ponen en alerta. Es hora de introducirme en el intrincado laberinto de la vida del detective Hacker y el médico forense Kirke, personajes centrales de la trilogía: Muerte en verano, La venganza y Órdenes sagradas, de Benjamín Black, seudónimo de John Banville, escritor irlandés, ganador de reconocidos premios internacionales. 

Cuando el romanticismo es el preferido, y se pretende pulsar la temperatura de una piel que no es la que cubre mi cuerpo, me dispongo a entrar con cuidado para no hacer ruido, podría despertar a los amantes. Abro lentamente el libro, ¡con precaución, puedo contagiarme de la fiebre del amor! He entrado a: La profundidad de la piel, de Pedro Ángel Palou, renombrado escritor mexicano. Es una novela en donde la ternura y el erotismo, entretejen el velo del amor. 

Entrar en las páginas de: La ridícula idea de no volver a verte, de Rosa Montero, es atreverse a conocer la sorprendente vida de la científica Marie Curie. Vivir la dualidad de la dolorosa de la pérdida del esposo de la científica, y del consorte de la escritora Rosa Montero. Es un libro basado en años de investigación sobre Marie Curie.

Si estamos interesados en acciones bélicas, mezcladas con el amor, El italiano, de Arturo Pérez Reverte, es una buena opción.

Con los libros he aprendido a viajar. Me trasformo para poder transitar a través del éter de los siglos, donde la distancia y el tiempo hacen un espléndido entramado que seduce y atrapa. Es tan sutil, que sin darme cuenta me convierto en parte de la narrativa de la obra que tengo en mis manos.

En diversas ocasiones, los libros se han convertido en mis fieles amigos nocturnos. En innumerables noches, ellos han sido mudos testigos de mis emociones a flor de piel. He humedecido sus páginas con mis sentimientos vertidos en llanto. Han testimoniado penas, alegrías y éxitos. Muestran su lealtad permaneciendo junto a mí en las noches en que he velado el sueño de mis hijos, mientras recuperaban la salud. 

Son ellos los que, después de una ardua jornada de trabajo, fuera y dentro del hogar, me proporcionan momentos de tranquilidad y felicidad. Sus páginas motivan la imaginación y avivan mi curiosidad. Me gusta imaginar que puedo caminar cerca de los personajes que viven en sus páginas, creados por los que se dedican al arte de escribir. 

El aroma del café y la historia de un buen libro, han sido grandes aliados en los momentos placenteros de mi vida. 

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