Un legado es una herencia o patrimonio que una persona deja a otra o a otras personas. Es una forma de transferir bienes, derechos, conocimientos y valores a generaciones futuras o a personas específicas.
Es importante resaltar que el legado no se limita a aspectos materiales, sino que también incluye valores, enseñanzas y principios. El legado tiene el fin de asegurar la influencia y beneficio de los que siguen.
Un legado, es un valor que se construye durante la vida y se deja para las siguientes generaciones. Es lo que vamos sembrando en otros; es la huella que dejamos en el mundo. Es mucho más que una herencia económica, es un bien que involucra el carácter, el buen nombre, los valores, la educación, la identidad, la visión y, sobre todo, la fe.
La decadencia moral y espiritual que vive el planeta es el resultado de la falta de legado. El mundo está sediento de verdaderos padres y mentores que dejen un legado a la siguiente generación. Y la siguiente generación, sin saberlo, necesita desesperadamente de alguien que los lleve más alto.
El legado se construye con tres cosas: herencia, ejemplo y enseñanza.
Es un deseo universal querer dejar un legado digno cuando salgamos de este mundo. Queremos que nuestra familia tenga seguridad financiera, una esposa con una casa e hijos que sonrían al leer el testamento, queremos que nuestros hijos sigan viviendo de acuerdo a nuestros valores y de acuerdo a nuestra fe, queremos ser recordados por contribuir positivamente a la sociedad y al planeta, queremos que la iglesia recuerde y aproveche nuestra contribución y que extrañe nuestra influencia, queremos que nuestro recuerdo continúe en las mentes de nuestros seres queridos mucho tiempo después que no vean nuestra presencia, queremos que continúen pensando de nosotros en el trabajo sabiendo que se beneficiaron de nuestro esfuerzo, queremos que cuando él o ella se recueste en la cama vacía que hemos compartido por tanto tiempo, nos extrañe con cariño.
La pregunta es ¿Está haciendo legado? ¿O solo está sobreviviendo? O peor aún, ¿Está dejando un legado negativo? Dejar un legado positivo no es fácil, requiere decisión, tiempo, dinero y esfuerzo.
Una de las cosas en que la Biblia más insiste, en relación con los padres, es en enseñar a nuestros hijos. Somos los maestros de vida para ellos. Dios dice: Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará. (Pro 22:6)
Instruirlo quiere decir enseñarlo. Está claro. ¿Por qué enseñarlo? Porque de lo que nosotros le enseñemos o le dejemos de enseñar depende el resto de las vidas de nuestros hijos. La Biblia dice: Como flechas en las manos del guerrero son los hijos de la juventud.(Sal 127:4)
La pregunta es ¿Hacia dónde está disparando o va a disparar a sus hijos?
Ser padre es una tarea complicada. Nuestros hijos están creciendo para tener sus propias vidas y el estilo de esas vidas depende en mucho de nosotros, de la formación que les demos.
Nuestra tarea de padres se complica más por el mundo en que vivimos con sus presiones, tentaciones, maldad y sus valores en abierta y franca decadencia.
Imagínese lo que será de los hijos con un padre ausente, indiferente, irresponsable, abusivo o apático. Bueno, no se lo imagine, solo vea como está el mundo. Sin embargo, si bien ser buenos padres conlleva una tremenda responsabilidad y exige preparación y un gran esfuerzo, también es cierto que proporciona recompensas significativas, terrenales y eternas.
Así que preparémonos y pidamos la ayuda de Dios para dejar un legado positivo que perdure, un legado integral que traiga bendición sobre la siguiente generación.
Que Dios le hable y le ayude a ser el héroe que sus generaciones necesitan.
Pastor Jorge Cupido
@jorgecupidoqro
EL SELLO
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