La Mtra. Alma Yesenia Peña es socia fundadora de firma legal y directora de temas jurídicos y de capacitación ABOCASIL, y fue una de las ponentes que se presentó en la segunda jornada del Congreso Internacional realizado por la SSPMQ, con el tema de la evolución en las investigaciones policiales.
Antes de iniciar con la historia de la función policial, la Mtra. Alma Peña consideró importante recordar que la tarea principal de una investigación policial es esclarecer los hechos, y que el mayor reto (en México) es el proteger a las víctimas y lograr la reparación de daños; esto se vuelve especialmente importante en la actualidad porque la psicología de las víctimas en muchos casos exige una respuesta, el porqué del delito, algo que sólo puede responder el agresor. Sin embargo, en nuestro país se ha trabajado poco en la victimología, por eso el gran desafío.
Un poco de historia
En cuanto al origen del cuerpo policiaco, darle una fecha y lugar definidos es altamente complicado, porque la tarea de este organismo es el cuidado de la ciudadanía, el preocuparse por el constructo social y no uno individual (un rey, emperador, etc); así que la ‘policía’ ha surgido en muchos tiempos y lugares.
Incluso la policía también ha tenido especializaciones, ejemplos son los policías de ríos en París y Londres en tiempos de Bonaparte, que se encargaban de cuidar las mercancías y a las personas de los piratas. Esto deduce que la policía ha evolucionado con la sociedad y las amenazas que la aquejan.
E incluso también se ha servido de compañeros en el momento del deber. Un dato muy interesante es que, según antropólogos, ya en el Antiguo Egipto, hace 4000 años, los perros formaban parte del cuerpo de protección, acompañaban a los elementos de seguridad pública. Así que los perros han sido buenos compañeros policiacos desde tiempos antiguos.
En México es destacable la creación de la Policía Judicial con Venustiano Carranza, un grupo que pertenecía a los jueces, quienes ordenaban las investigaciones, detenciones y demás, pero debido a que era una figura que parecía responder a los intereses de ese sector, ya ha quedado obsoleta. Ahora la policía actúa bajo mando y conducción del Ministerio Público, pero incluso eso puede cambiar en un futuro para que tenga una actuación más autónoma e independiente, lo que indudablemente -asegura la Alma Peña- traerá una curva de aprendizaje y necesidad de mayor especialización.
La evolución criminal
Con el mundo de la ciencia, la criminalística y la acción delictiva convergiendo, el cuerpo policial debe seguir el ritmo tanto de las nuevas tecnologías como de las tretas criminales que están en constante evolución.
El caso más claro es cómo muchos crímenes físicos han pasado a ser cibernéticos. Hoy en día un individuo desde su casa, con una computadora o incluso un celular puede cometer un sinfín de crímenes desde la comodidad del anonimato. E incluso asaltos y robos pueden tener un fin más digital, la Mtra. Peña explica que ya es más valioso robar un celular que una cartera, y no por el valor monetario del celular, sino por la información que contiene, por los contactos, los datos bancarios y todo lo que se le puede exprimir.
Sin quema de brujas
En la función policial es vitar realizar buenas investigaciones y encontrar elementos que puedan ser pruebas preponderantes, apegándose siempre a los procesos normativos para saber dónde se encuentra el límite de su actuación, reconocer sus capacidades y saber trabajar en equipo.
Es por eso que resulta tan importante el no que no realicen ordalías durante las investigaciones, que sean especialmente cautelosos y no generen pruebas ilícitas durante la intervención ni se obtengan por medio de violencia a los derechos fundamentales, porque todo ello tendría efecto de mucho peso negativo en los procesos judiciales, debilitando los casos y dejándolos sin pruebas que podrían ser cruciales.
Y así como es importante que actúen según la normativa, también lo es que no provoquen ni caigan en un efecto corruptor, esto es que vean las escenas y pruebas desde una perspectiva ya de culpabilidad, lo que les impide actuar con objetividad y llegar a una respuesta verídica.
Finalmente invitó a los policías a preocuparse por saber qué atacar y cuándo, saber qué atender y tener en cuenta que lo más valioso a proteger actualmente debe impactar en el futuro de los niños de hoy. E invita a la ciudadanía a comprender que el ser personas con mejores valores, mejor educación y mayor dimensión de responsabilidades es de igual importancia para a tener ciudades más seguras.
“En la medida que tengamos una mejor sociedad, tenemos una mejor policía” – concluyó.
