El mundo es una jungla donde los fuertes se comen a los débiles. La gente débil es víctima, pierde el trabajo, pierde el negocio, es juzgada, es lastimada, es humillada, es robada y es usada.
En tu vida personal, el enemigo se va a presentar como el fuerte y va a tratar de hacerte débil para que abandones tu sueño, para que te duela lo que te dicen, para que te auto compadezcas, para derrotarte, para robarte, para lastimarte, para que te rindas y para que dejes por la mitad lo empezado. Va a tratar de hacerte débil para que tu fe no te funcione y para que no seas productivo para el Reino.
El gigante Goliat es una figura de Satanás. Cuando se enfrentó al ejército del pueblo de Dios, comenzó su labor de debilitamiento para derrotarlos. Primero se presentó como algo grande, poderoso e indestructible; luego los hizo sentir pequeños y sin fuerza para enfrentarlo; y finalmente, les hizo dudar del poder de Dios. El resultado fue el miedo en Israel.
Eso mismo es lo que todos los días viene a decirte el destructor: soy un gigante, tú eres débil y no puedes.
Y si, todos somos débiles. ¡Pero te tengo una buena noticia! DIOS prometió hacerte fuerte, porque la Biblia dice: “diga el débil: Fuerte soy.” (Joel 3:10)
Y soy fuerte no porque yo lo diga, sino porque Dios lo dice y creo y declaro lo que Dios dice, porque es verdad.
Dios te va a levantar como una persona que reconoce su debilidad, pero que la va a superar y a sustituir con las fuerzas del Señor y el resultado será que esa debilidad no va a dominarte, sino que las fuerzas del Señor van a dominarte y vas a lograr la victoria en todas las áreas de tu vida y, además, vas a ser de bendición para otros.
La fuente del poder está en Jesús y en su Palabra y es por esa Palabra que la recibimos.
Se trata simplemente de la fuerza de Dios que está de nuestro lado.
Cuando la Biblia dice: “Diga el débil…” está esperando que lo digas, no es algo figurativo, es algo especial y poderoso, es declarar exactamente lo contrario a lo que siente tu alma, a lo que dicen tus pensamientos, es declarar lo contrario a lo que dicen tus emociones, es lo contrario a la lógica, a lo tremendo de las circunstancias, es tener fe en el Dios todopoderoso. Y es llamar a lo que no es como si fuera, es andar por fe y no por vista, es declarar en la soledad que no estás solo, en la enfermedad que estás sano, en la escasez que estás saciado, y en la debilidad que eres fuerte.
Cuando Goliat vio a David y se dio cuenta de que era apenas un muchacho, lo despreció, porque vio el tamaño, pero David sabía que llevaba la fuerza de Dios y venció.
Jesús peleó contra la enfermedad y la venció por su poder, peleó contra el mar y lo venció, peleó en la cruz contra el diablo y lo venció, peleó en la tumba contra la muerte y la venció. Y ahora nos ha dado ese poder. Jesús te salvó para meterte en un plan eterno y divino donde Él va a poner su mano por siempre y para siempre sobre ti.
Muchos pasajes del Antiguo y del Nuevo Testamento hablan de Dios otorgando Su fuerza a los débiles. Esa fuerza está más allá de nuestra comprensión y actuará en ti para hacer mucho más de lo que puedas pedir o imaginar. Es tuya por la gracia de Dios.
Las debilidades de la vida no te pueden detener, ni constituirse en excusas para que no puedas avanzar, porque ya tienes la fuerza de Dios. Simplemente no hay gigante emocional, físico o espiritual al que no puedas vencer.
Diga el débil, fuerte soy.
Pastor Jorge Cupido
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