Éxito es una palabra corta, de gran significado. Los niños escuchan a sus padres decir que han tenido éxito en su trabajo, en el contrato con el banco y en muchas otras actividades. Los niños en sus juegos quieren ganar, se frustran cuando no lo hacen. Sin embargo, si logran ganar, brincan y gritan de felicidad. Han salido exitosos de la contienda.
En la infancia, piensan que harán grandes cosas cuando crezcan. En ese momento, no se vislumbra todo lo que se tendrá que hacer para lograr sus propósitos.
Al estudiar la educación primaria y secundaria, empiezan a mapear la gama de posibilidades donde les gustaría insertarse. El interés aumenta al participar en diversos proyectos escolares. Los chicos de este siglo tienen un gran campo de investigación para acceder al progreso. Los avances tecnológicos que nos sorprenden cada día, pueden facilitar el camino hacia el éxito para quienes los tienen a su alcance. En el caso de México, por el contrario, millones de niños carecen de los recursos para acceder a ellos, lo que ocasiona mayores atrasos.
Por medio de los avances tecnológicos, se pueden descubrir, y revertir situaciones tendientes a mejorar el bienestar de la humanidad. Sus alcances en este momento son inimaginables. Las oportunidades están abiertas. Sin embargo, no todos podrán acceder a ellas con facilidad.
El éxito está destinado para quienes gusten de los retos, aquellos individuos que son disciplinados, organizados, toman decisiones asertivas, planean, estudian las posibilidades de efectividad, viabilidad, productividad y aceptación de mercado. El éxito tiene sus grados, se dan acordes a circunstancias dadas.
Un campesino que conoce la tierra de su parcela sabe cómo cuidarla. Durante todo el año se levanta temprano, con amor revisa el crecimiento de aquellas semillas que dos meses atrás había dejado caer en los surcos y dejó a cada una tapada con un poco de tierra. Orgulloso de su trabajo, observa el crecimiento de las plantas que en su madurez producirán suculentos elotes.
Trabajar la tierra no es cosa sencilla. Requiere constancia y muchas horas de trabajo. Cuando el período de cosecha llega, el campesino está feliz: la tierra lo ha premiado, ha correspondido al cuidado que él dio a la parcela.
La producción fue todo un éxito. El campesino lo tiene bien merecido, trabajó mucho para lograrlo.
Obtener éxito es una tarea ardua, que bien vale el esfuerzo.
Cuando un atleta mexicano logra subir al pódium porque ha obtenido una medalla de plata o de bronce, nos sentimos muy felices, porque compitió con los mejores atletas del mundo. Cuando logra la medalla de oro, nuestro lábaro patrio se eleva en lo alto y se escucha nuestro glorioso Himno Nacional, nos sentimos cobijados por el éxito de ese gran atleta. Sin que él o ella lo sepan, por instantes hacemos nuestra su victoria.
Lo que muchos de nosotros desconocemos, es el arduo trabajo que implican los entrenamientos día a día, los sacrificios personales que debe hacer el atleta de alto rendimiento. No lleva la vida de un chico de su edad, que asiste con frecuencia a fiestas, conciertos, toda una serie de diversiones que existen para la gente joven.
Para el éxito, muchos son llamados, pocos son los elegidos.
Cuando asistimos a una obra de teatro y nos gusta mucho, salimos satisfechos hablando de la buena actuación de los actores, donde cada paso, voz, tono, están sincronizados, todo fluye en armonía. Lo que no sabemos son las horas de ensayo, donde no queda tiempo ni para comer.
La gente califica a la obra como un éxito. Estará en cartelera más tiempo de lo previsto.
Ser exitoso no es sencillo, tampoco es imposible. Ser, o no ser. Habría que preguntase de cuánta fortaleza se dispone para iniciar los caminos que conduzcan al éxito.
Algunas veces se opina del dueño de un pequeño negocio que inició con un puestecito, y que al correr de los años tiene local propio, con mobiliario cómodo para atender a su clientela. Ese puestecito, que nació hace ocho o diez años, ahora cuenta con sucursales. Suele decirse que al dueño le ha ido muy bien, que ha tenido buena suerte, minimizando el enorme trabajo que esa familia ha realizado para lograr el éxito.
La juventud busca tener éxito en lo que emprende. Es alentador cuando leemos o escuchamos noticias de jóvenes mexicanos que compiten con los mejores estudiantes de otros países expertos en los avances tecnológicos, y regresan a su país con la medalla de plata o la de oro. Sus proyectos fueron los ganadores.
Actualmente, alumnos de universidades públicas y privadas están participando en La NASA con proyectos aeroespaciales, su trabajo ha sido reconocido por ingenieros expertos en este rubro.
Los jóvenes entusiastas piensan en mandar al espacio alguna nave a explorar, sólo que necesitan apoyo, lo que es complicado obtenerlo, sobre todo en México donde los recursos económicos se despilfarran en obras mal planeadas, prácticamente se tiran, como sucede en las campañas políticas.
Por fortuna, en nuestro Querétaro se abren las posibilidades de trabajar en el campo aeroespacial. Ojalá que algún día veamos despegar una nave desde este bello estado.
Pensemos y construyamos un presente sin violencia, abriendo los senderos de un futuro próspero. Acerquémonos más a la ciencia, investiguemos sus alcances, gracias a ellos se podrían erradicar enfermedades mortales.
Estudiemos las ciencias sociales necesarias para una sana convivencia.
Procuremos que nuestra vida sea exitosa.