El BOSCO III parte, El jardín de las delicias Panel central

0
510

Pasar de la creación, al mundo y al caos. Pintar con gozo el paso de la humanidad, cada ser que yace en tres tablas y cinco obras de arte. Verlo cerrado es abrir la percepción de un hombre adelantado a su época. EL Bosco nos ofrece una experiencia personal con el arte.

Miles de personas tienen acceso y disfrutan de la contemplación y el análisis de esta mística obra. Abrir el Jardín de las delicias es ahora un placer de los que antes no se gozaba, se mantenía cerrado y solo se abrían para invitados muy especiales.

El panel central -que da nombre al tríptico, conocido como El jardín de las delicias o La pintura del madroño está poblado por gran número de figuras humanas, animales, plantas y frutas. Las primeras desnudas a excepción de la pareja del ángulo inferior derecho, que se suele identificar con Adán y Eva tras la expulsión del Paraíso-, ya sean hombres, mujeres, blancos o negros, generalmente aparecen en grupos o en parejas. Los animales -reales o fantásticos- muestran dimensiones muy superiores a las normales, al igual que plantas y frutas.

La tierra, la que no es el paraíso creado por Dios, pero que de alguna forma hay goce, hay sexo, de comidas exquisitas, pero es un erotismo frio, es incluso como forzado en algunas ocasiones, el pecado aún era la lujuria. Esta es el elemento central de la obra. Hay una pareja desnuda haciendo el amor dentro de un mejillón, un brazo que se estira para alcanzar al pez, que representa un símbolo fálico.

Se divierten como si la sexualidad se mezclara con el juego, es como si no percibieran el pecado en sus acciones. Los pájaros, los animales, lo vegetables, convergen en un mundo diverso que conviven equilibradamente.

En el plano medio, el Bosco representa un estanque lleno de mujeres desnudas. Fuera de él, gira a su alrededor un grupo de hombres sobre cabalgaduras distintas -algunas fantásticas-, alusivas a los pecados capitales. En el superior el pintor incluye cinco construcciones fantásticas sobre el agua, la central similar a la fuente de los cuatro ríos del panel del Paraíso, aunque resquebrajada. Se alude con ello a su fragilidad, al carácter efímero de las «delicias» que gozan los seres humanos que pueblan este jardín.

Si por algún momento sugiriera una parodia de la pretensión meramente sexual, el Bosco caería en la vulgar suposición de ser solo un pintor profano y que toda la obra sea solo una burla a la eucaristía.

El Bosco ofrece una obra inteligente ya que, al ser místico, innovador nos abre un mundo de análisis, un cuadro que no es fácil y que no debería de caer en la falsa provocación de la censura.

Por: Esmeralda Neresis Artista plástico