jueves, diciembre 26, 2024

Damas y caballeros

Damas y caballeros.
Esperanza Cabrera Muñoz
Por:Araceli Ardón

Tenía dos manos mágicas, capaces de hacer brotar la música más bella cuando colocaba sus dedos sobre el teclado de marfiles y ébanos de todos los pianos que estuvieron a su alcance. Nació en esta hermosa ciudad, Santiago de Querétaro, el 16 de febrero de 1924. Era apenas una niña cuando comenzó a tocar el instrumento más bello, un mueble trabajado por manos expertas, y a recibir flores al final de sus intervenciones en los recitales.  

Su primera maestra fue su madre, Esther Muñoz, y más tarde fue discípula de Dolores Camacho. Entre sus colegas, mencionamos a las pianistas Carmen Septién Sicilia y Enriqueta Rangel, con quienes compartió el escenario.

A la tierna edad de ocho años, tocó en la estación XEW, La voz de la América Latina. En esa ocasión, tocó un Nocturno de Frederic Chopin y la esposa del presidente Abelardo L. Rodríguez, quien escuchó el programa, solicitó que la niña repitiera su interpretación.

En un homenaje reciente, en ocasión del centenario de su natalicio, su hija Lupita leyó las palabras de la pianista: “Sentí atracción por la música desde que tuve uso de razón, pasión de la que solo guardo buenos recuerdos y grandes satisfacciones”. Añadió Lupita: “Sin duda, esa pasión fue el mejor legado que nos pudo haber dejado, tanto a nosotros como familia, como a sus alumnos”.

Era admiradora de compositores de la talla de Ludwig van Beethoven, Amadeus Mozart, Domenico Scarlatti, Frederic Chopin, Franz Liszt, así como el mexicano Manuel M. Ponce y el queretano Fernando Loyola.

En el Museo Regional, en un concierto de 1943, tuvo el privilegio de tocar al lado de Manuel M. Ponce, Julián Carrillo y Fanny Anitúa. Dos años después, fue invitada de honor en un concierto celebrado para Manuel Ávila Camacho, presidente de la república.

Con intenso amor hacia su terruño, apoyó al maestro Loarca Castillo en la recaudación de fondos para la restauración del templo de Santa Rosa de Viterbo. En este recital participaron sus alumnos Leticia de la Isla Herrera, Kapadia, Fernando Muñoz, Ezequiel Martínez, Ángel Martínez y Agustín López. 

La joven Esperanza fue profesora en el Conservatorio Libre de Música José Guadalupe Velázquez y comenzó a dar conciertos como solista. Como maestra, dejó una huella indeleble en sus estudiantes aunque, como escribió la doctora Oliva Solís: “…por estos mandatos de género que son propios de la mujer, se ve interrumpida la carrera de Esperanza Cabrera, porque entre la salud y el matrimonio, ella además tiene que dedicarse a atender la vida doméstica. Ella tiene a sus hijos, los cría y todo lo que hace durante esos años fue dedicarse a la docencia”.

La maestra Cabrera fue la titular de la materia de música en diferentes colegios de su ciudad natal. En cuanto a su vida privada, contrajo matrimonio en 1953 con Víctor Manuel Hinojosa Rodríguez, con quien procreó seis hijos: Lupita, Víctor, Gilberto, Esperanza, Isaura y Carlos, quienes le dieron trece nietos. 

A lo largo de mucho tiempo, he tenido la fortuna de tratar de cerca a la familia Hinojosa Cabrera, personas de bien, de trabajo y amor a Querétaro.

Cuando sus hijos crecieron, la ejecutante pudo regresar al escenario, a tocar con todo su talento y provocar fuertes emociones en el público, que absorbía cada nota que llenaba el aire de magia.

Desde el final de los años sesenta hasta casi la totalidad de la década siguiente, la concertista se presentó en varios foros, con un éxito enorme. Sin embargo, su corazón sufrió de una serie de deficiencias que le llevaron a una intervención en la válvula mitral. Su ciclo de vida culminó el 24 de diciembre de 1979, dejando en Querétaro un recuerdo en el que se mezclaban la admiración que se debe a los grandes con el dolor de la pérdida.

La Universidad Autónoma de Querétaro colocó su nombre al auditorio de la Facultad de Artes en el Centro Histórico, ubicado en las calles Pino Suárez y Juárez. Además, se creó el Concurso Nacional de Interpretación Pianística Esperanza Cabrera. El Patronato de las Fiestas de Querétaro también creó un concurso de música en su honor.

El profesor Eduardo Loarca Castillo, en ese momento director del Museo Regional, mandó elaborar una serie de retratos de distinguidos músicos locales para su auditorio, entre ellos el de la maestra. En 1986, los restos de Esperanza Cabrera fueron depositados en el Panteón de los Queretanos Ilustres, donde se encuentra en la grata compañía de nuestra heroína Josefa Ortiz de Domínguez y de Josefa Vergara, quien hizo de la filantropía su sentido de vida. 

En la colonia Puertas de San Miguel, al poniente de la ciudad, se levanta el edificio de la Escuela Secundaria Esperanza Cabrera. Si usted tiene un piano en casa y desea darle vida, o tiene el propósito de becar a niños músicos para que aprendan a tocar el maravilloso instrumento para el placer de su familia y amigos, busque la manera de lograrlo. Los pequeños de este plantel y de muchos otros poseen enormes talentos, es cuestión de dirigirlos. 

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