Hugo Gutiérrez Vega
Su legado
Encantador, culto, de trato cordial, Gutiérrez Vega sabía transformar una charla cotidiana en una escena tan interesante que a ratos parecía fluir al ritmo de un poema y en otros era el parlamento de un personaje pícaro. Su voz, educada para el teatro, era capaz de darle vida a cualquier discurso y volverlo inolvidable. Tenía un sentido del humor filoso, puntiagudo y con un toque de fina ironía. Uno soltaba la carcajada, él ponía cara de buen jugador de póker.
Fue un diamante con varias facetas: poeta, periodista, ensayista, dramaturgo, diplomático, profesor universitario, actor y productor de teatro. Por razón de su trabajo en la Secretaría de Relaciones Exteriores, ejerció también los oficios de promotor de la cultura y el arte, traductor e intérprete, y de manera tangencial fue un político cuyo delicado oficio puso el nombre de México en alto, en actividades realizadas en nuestro país y en varios rincones del mundo.
Tuve el privilegio de conocerlo en Boston, en marzo de 1984, cuando él era agregado cultural en la Embajada de México en Washington. Su incesante labor incluía coordinar visitas de intelectuales mexicanos a universidades de Estados Unidos, trabajaba de forma intensa en los consulados de aquella nación para lograr presentaciones de libros, festivales de cine, conferencias y exposiciones; se daba tiempo de escribir para una revista cultural que fundamos Eduardo, mi marido, y yo. Por una de esas felices coincidencias, ambos nacieron en Guadalajara, estudiaron con jesuitas en el mismo colegio, leyeron a los mismos autores y se casaron con queretanas. Por tanto, tuvimos muchas ocasiones de estar a solas con él y gozar de su inteligencia y talentos.

Hugo Gutiérrez Vega nació el 20 de febrero de 1934. Estudió Leyes en la Universidad Autónoma de Querétaro y por esos años tuvo la fortuna de unir su vida a la de Lucinda Ruiz Posada, bellísima mujer, con quien formó un matrimonio de 55 años, hasta la muerte del poeta. Tuvieron tres hijas: Lucinda, Mónica y Fuensanta. Su esposa lo convenció de establecer su residencia en nuestra ciudad, donde él fue profesor y más tarde rector de la Universidad Autónoma de Querétaro durante los años 1966 y 1967. A esta institución estuvo ligado a lo largo de la vida.
En aquel tiempo, formó parte de un grupo de actores que presentaba obras del teatro del absurdo. El rector, al concluir sus labores, montaba en su Volkswagen para manejar a Tequisquiapan. Ensayaba con las Perusquía Alcocer, hijas del diputado constituyente y gobernador. La belleza de las muchachas las volvió leyenda. Otro miembro del grupo, Restituto Rodríguez, el gran pintor surrealista, actuaba y escribía libretos.
Gutiérrez Vega publicó 36 libros de poesía y 13 de prosa. Su obra literaria fue traducida a diez idiomas y su pensamiento se divulgó por los países donde fungió como cónsul o agregado cultural de nuestras embajadas: Estados Unidos, España, Italia, Brasil, Rumania, Líbano, Chipre, Moldavia y Puerto Rico. Fue embajador en Grecia entre 1987 y 1994. Recibió premios como el Nacional de Poesía Aguascalientes en 1975, el Nacional de Periodismo en 1999; el “Xavier Villaurrutia” en 2002, la Medalla de Oro del INBA, la Medalla “Mariano Azuela” de Lagos de Moreno. En noviembre de 2010, el premio y homenaje de Periodismo Cultural “Fernando Benítez”, otorgado por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Dos instituciones de educación superior le confirieron un doctorado Honoris Causa: la Universidad Autónoma Metropolitana y la UAQ, su casa.
En la UAQ, fundó la Escuela de Psicología y sentó las bases para la Facultad de Filosofía; fortaleció el Instituto de Idiomas y fundó el grupo Cómicos de la Legua, inspirado en la labor de los actores republicanos que montaron obras en España durante la Guerra Civil.
En enero del 2018, para honrar su memoria, en el campus de la UAQ en el Centro Histórico, abrió sus puertas la librería Hugo Gutiérrez Vega, del Fondo de Cultura Económica.
Un fragmento del poema “De nuevo llegas a mi casa”: “Conoces el camino / y sabes que mis cosas / se han amoldado a ti. // En el espejo / queda tu reflejo. // En la tarde de la ciudad / bajo las máquinas; / en la tarde amarillenta, / sucia, habitada de sombras, / manchada por las prensas, / vociferante río de niebla / hacia la noche del tumulto; / en la tarde tus cabellos / serán un recuerdo presente”.
Murió en la Ciudad de México, el 25 de septiembre de 2015. Su vida, larga y fructífera, da material de sobra para un buen libro.