Esa larga mesa cubierta con paño verde era requerida de manera invariable por todos los partidos y corrientes políticas. Testigo en decenas de ceremonias especiales alojaba diez sillas, la misma cantidad de botellitas con agua y letreros al lado de cada una, en ellos escritos los nombres de eminentes personajes, prohombres y promujeres ilustres, representantes en turno de las fuerzas vivas de la nación. Arriba, también en el templete con su atril recién desempolvado, se destacaba un par de micrófonos debidamente conectados y garantizados para todo tipo de discursos, arengas, elocuencias y proclamas. En este caso: listos para transmitir la esperada gran noticia.
De Chachahuantla para el mundo, la banda de música de viento amenizaba el programa a todo pulmón con una melodía indefinible muy parecida a la Marcha de Zacatecas. De los treinta autobuses estacionados en las calles aledañas al estadio municipal descendieron los habituales asistentes a cualquier mitin, los que en forma entusiasta, a cambio de gorra, camiseta y morral, conteniendo: sándwich, plátano y una botella de sospechoso refresco color rojo, previo arreglo, contestaban a cualquier curioso, sobre todo si este tenía aspecto de periodista, un rebuzno aprendido de memoria declarando que su presencia ahí era totalmente voluntaria.
La muchedumbre se acomodó convenientemente en los lugares asignados. Algunos armados con matracas, banderines y pancartas en espera de la señal del maestro de ceremonias Don Aquiles Aliento. Para disponerse a dar la más cálida bienvenida al primer mandatario y a su comitiva.
Meses antes, varias manifestaciones a lo largo y ancho de la nación orillaron a los congresistas a tomar conciencia de los más sentidos reclamos de la población y en periodo extraordinario de sesiones, se dieron cita para desahogar los álgidos temas de la agenda nacional.
El día en que tuvo efecto la sesión solemne se desplegaron en el graderío de la H. Cámara de Diputados toda clase de mantas de rústicas a elaboradas, en donde se exhibían algunas peticiones. Entre las más notorias, como siempre, las del Sindicato Único de Oficinistas Sigfrido Godínez en las que se podía leer: “No más tiempo libre” “Abajo el home office”. Otros grupos políticos no se quedaban atrás en sus demandas: “Que vuelvan los horarios escolares” “Exigimos la devolución del control de la tele” “El tiempo que te quede libre, si te es posible, no lo dediques a mí”. El sindicato de pilotos aviadores Capitán Ícaro Tostado A.C. reclamaba amenazante: “De no cumplirse nuestras demandas: mandaremos todo a volar”.
Los dos bandos más visibles del encono nacional desahogaron el dictamen para el que fueron convocados. La disyuntiva objeto de disputas era: autorizar a la población el uso y goce del tiempo de cantidad, o bien el del tiempo de calidad. Tomó la palabra, en primer lugar, el maestro Kairos Pausacorta, líder opositor y representante del SUTTIL. Sindicato Único de Trabajadores del Tiempo Libre.
“Estimados miembros del Honorable Congreso de la Unión: el momento adecuado es este. Estamos ante una coyuntura que difícilmente se repetirá. Es nuestra responsabilidad aprovechar las lecciones que la historia nos da. Aprovechemos queridos compañeros este tiempo de pandemia, para quitar los remordimientos de no hacer nada. Es tiempo de trascender, es tiempo de encontrar nuestro verdadero camino. El destino nos abre una puerta; perdamos el miedo a encontrar nuestra identidad. Disipemos el miedo a hacernos cargo de nosotros mismos, el miedo a las decisiones trascendentales, a la plenitud, a la felicidad. Probemos un tiempo más cualitativo y menos cuantitativo. Demos una probada de eternidad. Son las crisis de la historia las que crean las oportunidades para tomar las decisiones existenciales del ser humano. Compañeros: honremos el lema de nuestro partido: Carpe diem: Aprovecha el día”.
Los aplausos no se hicieron esperar, pero los abucheos del bloque opositor aplastaron las muestras de apoyo. Para dar respuesta por parte del grupo parlamentario antagonista y mayoritario, tocó el turno en tribuna al licenciado Cronos Verdugo, líder de la fracción moderada del Partido del Tiempo Tomado. PATITO, por sus siglas.
“Compañeros todos, miembros de esta honorable cámara: es mi deber patriótico alertarlos: fuerzas ajenas a nuestras costumbres intentan usurpar nuestro sagrado tiempo cuantitativo. Bajo pretexto de darnos una probada de eternidad atentan en contra de las más firmes tradiciones heredadas por nuestros padres. Las conciencias se han descuidado y en esta época de pandemia emociones nuevas han querido tomar su lugar. Han intentado por todos los medios a su alcance influir en los juicios de nuestros agremiados. Hemos recibido reportes de nuestras bases en el sentido de que algunos de nuestros miembros, resultaron contaminados de seguridad, de juegos infantiles, de sueños juveniles recobrados. Nos reportan que fue como asomarse al vacío.
Es nuestra obligación patriótica alejarlos del tiempo de calidad por ser este insoportable y volver al de cantidad que es un lugar seguro, una conquista sindical.
No se arriesguen estimados compañeros, a hacerse cargo del tiempo en soledad, puede ser tremendo y revelador del vacío. Muchos vieron su realidad y créanme: fue insoportable. Probaron la libertad y fue inmanejable. Es bandera de nuestro movimiento sentirnos ocupados para evitar pensar. Protejamos la rutina, el tiempo de hacer, el tiempo de no pensar, de no reflexionar.
Las autoridades nos reportan que por fortuna, pasó el peligro; todo está bajo control y la curva se aplanó, aunque quedan algunos casos de raros reincidentes, la recomendación es no volver a probar tanto tiempo libre. Dejen sus existencias en nuestras manos. Nuestras autoridades civiles o religiosas se ocuparán de ustedes. ¿Para qué preocuparse?, teniendo un ser superior que vigila sus horas, sus días, su destino, su suerte. Por último compañeros, desconfíen del maestro Kairos y su tiempo de calidad. El equilibrio no es su virtud”.
El congreso, tras apretada votación, aprobó por mayoría la iniciativa del Lic. Cronos Verdugo y de su partido. Para celebrar su triunfo, fue su voluntad política que el anuncio lo diese el primer magistrado de la nación en cadena nacional, con todo el aparato y desfile previo acostumbrado. El día anhelado arribó y también lo hizo la comitiva a bordo de un automóvil descubierto en medio de una lluvia de confeti.
Afuera en el café de la esquina, presenciando el desfile, el grupo de amigos jubilados autonombrados: “Los pájaros”, ahora caídos en la desgracia de tener que ajustarse a un horario, lamentaron la pérdida de su libertad. Otros aplaudieron la vuelta a sus costumbres, la gente retomó sus horarios habituales. Con los pensamientos elaborados en el tiempo de confinamiento se hicieron ventas de garaje. En puertas y fachadas, a un lado del clásico letrero: “Se visten niños Dios”, era común encontrar otros anunciando la venta de las cosas y servicios más insólitos:
Se rematan dudas existenciales, entregamos a domicilio.
Se venden razonamientos filosóficos. Acepto auto a cambio.
Se traspasa descubrimiento interior.
Vendo religiosidad cuestionada. Un solo dueño.
La mesa de paño verde, llena de ilustres personalidades y los asistentes voluntarios e involuntarios al ritmo enigmático de la banda de Chachahuantla, fueron testigos del esperado anuncio: la creación del Instituto Para Devolver al Pueblo la Rutina.
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