Me cimbra la imagen del destierro, ya había visto esta misma fotografía en otro momento de la historia. Es la imagen de la huida, de la incertidumbre, de la angustia que se refleja en los rostros de aquellos que tienen que dejar atrás su hogar, hoy por hoy, escapar de Kiev ante el peligro inminente de un ataque ruso es inevitable. Miles de familias huyen hacia el occidente; Polonia, Alemania y Rumania. Otros más, se esconden en refugios antiaéreos, debajo de los metros subterráneos, mientras que las alarmas no cesan, las explosiones estallan, los tanques de guerra avanzan y los helicópteros enemigos cruzan el cielo.
Madres que abrazan a sus hijos o los toman de la mano, con maletas, bolsas, llevando lo indispensable, lo mínimo, lo necesario. Los niños llevan sus juguetes, lo suyo. Intentan mantener la sonrisa, aunque saben que esta vez, no irán a un paseo familiar o a la escuela. Confían que los llevarán a un lugar seguro, saben que necesitan protección, mientras que sus padres se preguntan si los podrán proteger. Dicen que salir de la ciudad, llegar al campo, puede ser seguro, aunque en un país que es atacado por todos los frentes es difícil saberlo.
Caminan junto a la catedral de Santa Sofía, sitio preferido por los turistas apenas unos meses atrás, transitan por la calle principal de Kiev, la misma que durante la segunda guerra mundial fue destruida en su totalidad por el ejército rojo y que hoy es un emblema nacional. No muy lejos de ahí, sobresale en lo alto, el famoso monumento, “arco de la amistad del pueblo”, el cual, irónicamente, se construyó como un símbolo de unificación y de paz entre Ucrania y Rusia en 1982.
Los flujos migratorios se han sucedido en distintos momentos en la historia de la humanidad, todos han sido distintos, pero en realidad, es la misma película que se repite una y otra vez en este gran escenario llamado mundo. Por mencionar algunos, en 1942, el programa bracero en EUA dio entrada a millones de mexicanos para trabajar en el campo como agricultores; en Cuba emigraron millones de cubanos a las playas de California tras el triunfo de Fidel Castro; la violencia registrada en el Salvador en 1979 desencadenó la movilización de miles de familias. Desde el 2011, miles de sirios han buscado refugio y protección en todo el mundo. Todos ellos, han arriesgado su vida, embarcándose a lo desconocido, preguntándose si algún día regresarán a casa y si ésta todavía se mantendrá de pie.
Las palabras como: ataque militar, bombardeo, explosión, tropas, están ya han instaladas en nuestro vocabulario, aunque, quizá deberíamos desaparecerlas del diccionario. Es la guerra de un hombre contra todo un pueblo bajo la mirada del mundo.
Después del golpe brutal que sufrió la humanidad a causa de la pandemia y que, sigue cobrando cuantiosas pérdidas materiales y humanas, sabíamos que nada sería igual, pero después de esta guerra, ¿seguiremos siendo sobrevivientes?
Por cierto, el significado de la bandera de Ucrania es simple, sencillo.
El color azul representa al cielo y el color amarillo representa a los campos de trigo que se mecen apacibles bajo el sol.
Así de simple y sencilla, así como es la paz.
Por: Sandra Fernández