Tanto en el tabernáculo de Moisés como en el templo de Salomón, Dios dio instrucciones precisas de cómo construirlo, que debería haber en cada lugar y quién podía entrar adonde. Tenía tres áreas principales: el patio, el lugar Santo y el lugar Santísimo.
En el lugar Santísimo se encontraba el Arca del Pacto que representaba la presencia misma de Dios y había un velo que lo separaba del resto del templo. Solo el sumo sacerdote tenía permitido pasar tras el velo una vez al año, después de cumplir todo el ritual de purificación, a fin de hacer expiación por los pecados del pueblo. Esto significaba que el hombre estaba separado de Dios por el pecado.
Solo en el lugar Santísimo se podía estar en comunión directa con Dios. Este era el lugar secreto, el lugar donde Dios escuchaba y hablaba.
Cuando Jesús padeció y murió en la cruz, el velo del templo se partió de arriba abajo. Este hecho simboliza que Su sacrificio fue una expiación suficiente por los pecados para siempre. Significa que el camino para la presencia de Dios, el lugar secreto, fue abierto para toda la gente de todos los tiempos, que crean en Jesús.
Cuando tú crees en Jesús y lo reconoces como tu Salvador entras por primera vez al Lugar Santísimo y eres perdonado y recibes la salvación eterna, pero ese camino sigue abierto para ti, es decir, tú, como creyente, tienes ahora un libre acceso a la presencia de Dios, al lugar secreto, cuantas veces quieras.
Jesús dijo: “Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.” (Mateo 6:6)
Lo más grande que alguien puede lograr en esta vida es estar ante el Rey y ser conocido por Él. Es en este lugar secreto donde llegas a conocer verdaderamente al Señor. Nada puede compararse con la maravillosa experiencia de estar con el Señor en el lugar secreto, porque nada se compara con Él.
Lamentablemente las ocupaciones, las prisas y los deseos materialistas a veces impiden que entremos a este lugar. Nos pasamos la vida buscando el éxito y el reconocimiento de la gente, cuando en realidad lo que importa es el reconocimiento de Dios.
Todos debemos entender que estar ante el Señor en Su presencia, es más grande que estar ante cualquier otra persona o cosa. La transformación personal, los frutos, las bendiciones y la prosperidad solo vienen del lugar secreto.
El problema es que la gente está buscando en el lugar equivocado lo que solo Dios puede dar. El lugar secreto, estar a solas con Dios, es el cumplimiento de cada necesidad y deseo.
Hay muchas ventajas del lugar secreto en la Biblia, pero solo te voy a compartir tres:
- En el lugar secreto encuentras revelación. No, no es que tengas revelación de nuevas doctrinas, para nada, más bien es que recibes un nuevo nivel de revelación, de entendimiento, no solo de la Palabra de Dios sino de Dios mismo, de quién es, de que quiere de ti y para ti, de lo eterno, de lo escondido al resto de los hombres.
- En el lugar secreto encuentras sabiduría. En breve, la sabiduría es la capacidad de tomar buenas decisiones. No puedes cambiar el pasado, pero si puedes hacer algo por el presente y por tu futuro: entrar al lugar secreto para adquirir sabiduría.
- En el lugar secreto regresa el gozo. Los problemas y preocupaciones de la vida te roban tu gozo, tu alegría y solo regresa de vez en cuando y de forma breve, pero la felicidad solo está en el lugar secreto, ahí puedes cambiar radicalmente tu vida, no solo el gozo o la alegría constante sino también delicias permanentes.
Te estoy contando todo esto para que tengas hambre de Él y entres en el lugar secreto por ti mismo todos los días, por un buen rato. Un día, los creyentes estaremos en la presencia eterna de Dios en el cielo, pero, mientras tanto, el cielo puede bajar a la tierra en el lugar secreto.
El Señor quiere que vengas ante Él, al lugar secreto, al lugar donde Él se manifiesta sobrenaturalmente para tu beneficio. Es el lugar donde Dios te toma, te transforma, te habla, te dirige, te empodera y te bendice.
El camino está abierto. Jesús dio el acceso y la formula: entra al lugar secreto, cierra la puerta y ora. Es tu decisión.
Pastor Jorge Cupido
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