Elizabeth, Mariana, y, Verónica han sido amigas desde pequeñas. Cursaron en la misma escuela el preescolar, y, la primaria. En la secundaria tuvieron que separase. Los padres de Mariana y Verónica cambiaron de residencia.
La familia de Mariana se ubicó en Zacatecas, vivieron varios años en la ciudad capital.
Los padres de Verónica se establecieron en la Ciudad de San Luis Potosí.
Elizabeth siguió viviendo en Aguascalientes, su tierra natal. Extrañaba a sus queridas amigas. A veces se veían en vacaciones, Vero y Mariana acompañaban a sus papás a visitar a los abuelos.
Los años transcurrieron, las tres amigas se fueron casando. Habían prometido ser madrinas de sus bodas y lo cumplieron.
Los nuevos deberes de madres, esposas y profesionistas ocupaban todo su tiempo, el distanciamiento era inevitable. Se comunicaban por Whats App cuando había algo importante. Se felicitaban en los cumpleaños, y, Navidad.
Los hijos crecieron, estaban estudiando prepa o licenciatura. Las chicas habían organizado su ritmo de vida, disponían de más tiempo para ellas. Era el momento de reanudar esa amistad que las había unido desde su niñez.
Por esas cosas raras que tiene la vida, se trasladaron a vivir a la ciudad de Querétaro. La primera en ubicarse fue Elizabeth. Ella es empresaria, tiene una agencia de turismo que administra con éxito.
Verónica y su familia venían huyendo de la violencia del lugar en donde vivían. Primero llegó el esposo, aceptando el empleo en una empresa alemana. Buscó un fraccionamiento con las características que necesitaba para vivir tranquilos, cuando encontró el indicado, de inmediato se mudaron.
Mariana había enviudado. Inició un pequeño negocio de ropa y calzado, para niños de cero a doce años. Necesitaba recursos para la educación de sus hijos, la pensión que dejó su esposo no era suficiente. Tiene un hijo que cursa licenciatura y una adolescente en preparatoria.
Las chicas estaban felices de reencontrarse, ahora como mujeres emprendedoras y madres de familia. Acordaron verse una vez al mes, enterarse de lo que sucedía en sus vidas y apoyarse cuando fuera necesario.
La primera reunión fue un caos, hablaban al mismo tiempo, las tres querían ser escuchadas, hacían tanto ruido que los comensales de las mesas cercanas volteaban a verlas.
Elizabeth propuso que en las siguientes reuniones comentaran cosas personales y temas de cultura general. Con una información confiable, se accede a buenos temas de conversación. En sus empleos tenían relaciones con personas de múltiples profesiones y actividades cotidianas, requerían de un buen capital cultural para atenderlas. Vero lo aprobó de inmediato. Ella, daba clase de español en el Tecnológico de Monterrey y estaba organizando un club de lectura con las vecinas del fraccionamiento en donde vivía.
La mañana del sábado 7 de marzo de 2020, cumplían un año sus reuniones sabatinas. En esa ocasión correspondió a Mariana el tema cultural. Ella quería sorprender a sus amigas. Casualmente leyó una tarea de su hija, y le pareció interesante compartirla con sus amigas.
Después del chismorreo y el delicioso desayuno, Vero tomó la palabra.
Bien querida Mariana ¿de qué, hablaremos hoy? ─preguntó Elizabeth.
─Veremos unas palabras muy raras, jamás las había escuchado.
─Esto se pone interesante, ─expresó Verónica.
─ ¿Han escuchado la palabra oblivión? ─ preguntó Mariana.
─No estoy muy segura, creo que se refiere cuando una persona no se entera de la realidad en que vive, ─comentó Liz.
─Es verdad amiga, pero también se considera uno de los conceptos básicos del ateísmo: que creen la “no existencia” del individuo después de la muerte, negando cualquier atisbo de vida o conciencia tras el fallecimiento. Explicó Mariana.
─Muy interesante, no había escuchado algo parecido, ─convino Elizabeth.
Cada una de las amigas daba su opinión, estaban felices con el tema, querían conocer el significado y su aplicación en la vida cotidiana. Siguieron analizado palabras raras.
─Esta palabra me llamó la atención, nefelibata, ¿saben algo acerca de esta ella?
─No Mariana, ni idea, además suena muy feo, ─dijo Verónica.
─Lo que dices Vero, se relaciona con su significado. Es una palabra que se puede emplear como adjetivo y sustantivo. Es aplicable a una persona que con frecuencia está distraída, a todas nos ha pasado alguna vez, muchachas, nos enteramos cuando nos dicen: “¿estás en las nubes?, ─las amigas rieron de la explicación de Mariana.
─ Aquí tengo otra igual de extraña e interesante, kairosclerosis ¿qué se imaginan que es? ─dijo Mariana.
─¿De dónde sacaste esas palabras tan raras?, ─ intervino Elizabeth.
─Con su actitud, me dicen que no saben. Kairosclerosis es el estado emocional en que estás, cuando te das cuenta que eres muy feliz.
Las amigas siguieron reflexionando sobre las palabras extrañas y aplicándolas a los comensales cercanos a su mesa, de acuerdo a las actitudes que observaban.
─Existen muchas palabras de este tipo, hoy veremos otra más, ¿Alguien tiene una idea del significado de sarang?
─Creo que es de Indonesia, pero no recuerdo su significado ─respondió Verónica.
─Sí, Vero, su origen es indonesio, y significa nido. La palabra amor en coreano se pronuncia sarang. Bueno Mariana, nido y amor se relacionan, ─ expresó Verónica.
─También se dice de una persona que desea estar o vivir con alguien hasta la muerte, ─añadió Elizabeth.
Las chicas siguieron analizando y relacionando las palabras con algunos sucesos conocidos o experimentados.
─ ¿Nosotras con cuál palabra tenemos empatía? ─dijo Elizabeth.
Las chicas se rieron ante la ocurrencia de su amiga, sin embargo, les pareció interesante y, empezaron a analizarse.
─Mariana ha pasado por situaciones muy difíciles, tal vez no dimensionaba su complicada realidad, pero es optimista y soñadora, ese carácter le ha permitido continuar. Pienso que, a ella, le correspondería nefelibata, opinó Liz.
─Creo que, a Vero que todo acarrea para su nido y sigue enamorada de su marido queda bien sarang─convino mariana.
─A Liz que ha superado grandes obstáculos y ahora, en su empresa y hogar todo va bien, es muy feliz. Ella se lleva el premio de kairosclerosis. ─opinó Verónica.
Desayuno y aprendizaje, buen maridaje.