A través de lo que escucho en las frecuentes pláticas con amistades y de las psicoterapias que imparto, he tenido que aceptar que gran cantidad de matrimonios se realizan por un motivo oculto, el cual su pareja no sospecha o imagina.
Lucila y uno de sus maridos.
Lucila, una guapa mujer mexicana, divorciada, de menos de cincuenta años que un día ideó la manera más segura de mejorar su posición económica y vivir sin privarse de ningún gusto o lujo que se quisiera dar.
Cambió su lugar de residencia de Chihuahua a Miami, comenzó a relacionarse con personas ya mayores, en grupos de lectura, también a tomar algunas clases a las que asisten las personas de edad avanzada. Se ofreció como voluntaria en casas de retiro.
Día con día, cumplía su plan de no involucrarse con ningún hombre. Primero tenía que ser querida por varios de ellos y crear la fama de altruista, tierna, humana, dulce y cuyo propósito era el de ayudar y nunca el de conseguir o aceptar tener una pareja
Cuando pasados varios meses, al fin creó esta fama, tanto entre hombres como entre mujeres; Lucila decidió aceptar a Charles, sin importar que fuera más de veinte años mayor que ella.
¡Olvidaba comentar que él también contaba con otros dos requisitos indispensable … su salud era bastante mala y no tenía herederos!
Él era un hombre millonario, viudo, que vivía solo y tenía la idea de que todas las damas en el núcleo de amistades, sólo querían su dinero.
Durante varios meses, muuuuy despacito, Lucila se dejó conquistar. Todo mundo felicitaba a Charles por haber logrado que lo aceptara esa maravillosa mujer.
El día de la boda, al fin llegó.
¿Qué tenía en mente cada uno de los contrayentes?
Durante la ceremonia Charles estaba feliz porque tenía la convicción de que viviría el resto de su vida junto a la mujer que lo quería y valoraba, a él, no a su dinero.
Tenía la seguridad de que un ser humano tan extraordinario como Lucila, cuidaría de él a lo largo de su muy larga y dolorosa enfermedad. Siempre tuvo terror de pasar el resto de sus días en una casa para ancianos o morir solo, ya fuera en casa u hospital.
¡Por supuesto que este propósito nunca se lo confió a Lucila!
A la vez, era motivo de orgullo, que sus amistades se dieran cuenta que aún podía conquistar a una mujer con tan buenos sentimientos y con la atractiva presencia de Lucila.
Al día de hoy me sigo preguntando si en verdad el hombre mayor que se casa con una mujer muchos años menor que él, cree que lo que domina en ella es amor. Una razón que prevaleció en otro caso que conozco, es que el hombre, a pesar de que no se sentía querido, con su dinero podía darse el gusto de comprar una Barbie cara y a su gusto.
Lucila estaba rebosando de felicidad. Nunca apartó de Charles su cariñosa y envolvente mirada, tampoco soltó su mano durante la ceremonia.
Los asistentes estaban conmovidos al ver tanto amor e identificación entre Lucila y Charles.
Los objetivos más cercanos de Lucila, eran viajar por todo el mundo, tener una casa a su gusto y a su nombre, abrir una cuenta de inversiones en un banco suizo y vestirse con ropa de marcas de prestigio.
Estas eran las razones que la hacían lucir como la novia más feliz y enamorada.
Ahora solo esperaría a que la salud de su marido se demeritara.
Transcurrieron algunos meses en los que ambos vivían con la tranquilidad que les daba la convicción de haber logrado su objetivo.
¡Pero el plan de ambos … inesperadamente falló!
g.virginia SANCHEZ MORFN
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