BEIJING/Xinhua
La administración estadounidense, con su errática y extensa agenda comercial proteccionista, está arrojando arena en los engranajes de la economía mundial, menoscabando aún más el ya de por sí lento crecimiento global y debilitando el frágil círculo del comercio.
En su más reciente medida, el Gobierno de Estados Unidos anunció su plan para los llamados «aranceles recíprocos», imponiendo un «arancel mínimo base» del 10 por ciento y tasas más altas a determinados socios comerciales, lo que ha desencadenado una oposición generalizada y ventas masivas en los mercados financieros globales.
Economistas y analistas prevén que las economías, tanto del país norteamericano como mundial, enfrentarán efectos cada vez más perjudiciales y potencialmente irreversibles, que podrían abarcar alteraciones en las cadenas de suministro globales, reducción de flujos comerciales y de capital transfronterizos, y un colapso del panorama económico y comercial mundial basado en las normas.
INDUCIENDO LA TURBULENCIA ECONÓMICA
Los economistas han criticado ampliamente la agenda comercial de Estados Unidos, advirtiendo que carece de sentido en términos económicos y «será contraproducente» para su propia economía, al tiempo que asfixiará el crecimiento mundial. «Es errática, impredecible, mal enfocada y en gran parte nada tiene que ver con la política comercial», aseguró Martin Wolf, principal comentarista económico del Financial Times.
«Los principales efectos de estas políticas ahora están creando una incertidumbre desenfrenada», señaló Wolf y subrayó que los aranceles estadounidenses y su impredecible implementación sofocan los planes de inversión, obstaculizan la formación de acuerdos comerciales y, finalmente, conducen a un malestar general en la actividad económica. A medida que se cierne la incertidumbre arancelaria, la confianza del consumidor en Estados Unidos se ha desplomado a su nivel más bajo desde enero de 2021, mientras que el mercado bursátil del país registró su peor desempeño trimestral en más de dos años durante el período enero-marzo. Las perspectivas para su economía se tornan cada vez más sombrías.
El mes pasado, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) revisó sus previsiones de crecimiento para el país y las situó a la baja, proyectando que su tasa de crecimiento disminuiría del 2,8 por ciento de 2024 al 2,2 por ciento en 2025, y llegaría al 1,6 por ciento en 2026. China International Capital Corporation, un banco de inversión, prevé que la imposición de los «aranceles recíprocos» sobre los ya existentes hará subir incluso más la inflación estadounidense y recortará su tasa de crecimiento real del Producto Interno Bruto (PIB) en 1,3 puntos porcentuales. Las ramificaciones de dichas políticas comerciales se extienden por todo el mundo. Fitch Ratings, uniéndose a una lista cada vez mayor de importantes proyecciones que han sido presentadas, redujo el mes pasado sus expectativas para el crecimiento económico global, recalcando su creciente preocupación por la inestabilidad en la economía de Estados Unidos y sus políticas comerciales.
La agencia de calificación crediticia espera que dicho crecimiento se desacelere y pase del 2,9 por ciento de 2024 al 2,3 por ciento en el presente año, para seguir cayendo aún más hasta el 2,2 por ciento en 2026. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, en su más reciente Actualización sobre el Comercio Mundial, publicada en marzo, advirtió que los riesgos, como las políticas proteccionistas y las disputas comerciales, perturbarían el comercio global en el futuro.
EROSIONANDO LOS CIMIENTOS DEL SISTEMA COMERCIAL
Distintos analistas han observado que la agenda comercial de Washington, impulsada por la ideología «Estados Unidos Primero» y una postura cada vez más proteccionista, ha trastocado el sistema comercial multilateral basado en las normas, que ha sustentado la estabilidad global durante décadas. En su afán de «poner a Estados Unidos Primero en el comercio», la Casa Blanca ha recurrido a los llamados «aranceles recíprocos» como un medio para reducir su déficit comercial de bienes.
Pero en realidad, el país norteamericano es un «gran ganador», aunque se retrate como una víctima en el comercio del mundo. La directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Ngozi Okonjo-Iweala, detalló que Estados Unidos registra un superávit en el comercio de servicios con la mayoría de las principales economías y, simultáneamente, genera el 80 por ciento de su PIB y sus empleos a partir de los servicios. Igualmente, pretende elevar la recaudación arancelaria para impulsar los ingresos gubernamentales. Estos aranceles también pueden usarse como moneda de cambio en negociaciones comerciales bilaterales o más amplias, comentó Zhao Zhijiang, investigador de Anbound, un centro de pensamiento independiente con sede en Beijing. La administración estadounidense ha cambiado su estrategia comercial de la cooperación beneficiosa para todos y ha girado hacia un juego de suma cero.
Al politizar y convertir en armas las políticas comerciales, busca redefinir el concepto de «equidad» cuando lo considere necesario, con el propósito de alinearse con sus necesidades políticas y agendas domésticas, afirmó Dong Yan, investigadora del Instituto de Economía y Política Mundiales de la Academia de Ciencias Sociales de China. Tales acciones no resolverán los desafíos económicos subyacentes enfrentados por Estados Unidos, sino que, en cambio, implican el riesgo de una intensificación de las tensiones comerciales y el incremento de la incertidumbre económica global, según Dong.
Los peligros de mayor alcance de estas políticas comerciales radican en su amenaza al orden comercial internacional existente, sustentado en la reciprocidad integral, la no discriminación y las consultas multilaterales para solucionar los conflictos comerciales, de acuerdo con los analistas. Los «aranceles recíprocos» hacen hincapié en solventar las disputas en materia de comercio, ya sean bilaterales o multilaterales, mediante medidas unilaterales y coercitivas, lo cual viola descaradamente los principios de reciprocidad multilateral e integral de la OMC, agregó la académica.
Igualmente, concluyó que, como resultado, la resolución de dichas diferencias perdería su fundamento basado en las reglas: «En lugar de dirimirse por medio de negociaciones multilaterales, se convertirían en una contienda de fuerzas nacionales».
Al calificar el rumbo que sigue Estados Unidos como «económicamente equivocado y geopolíticamente peligroso», el economista estadounidense, Jeffrey Sachs, indicó que el país debería «querer un mundo donde la prosperidad esté ampliamente repartida», en lugar de uno donde solo exista la prosperidad propia, en tanto que todos los demás son pobres. Fin