Hoy en día vemos que el materialismo está a la orden del día y tristemente las personas se miden más por lo que tienen que por lo que son. En la actualidad la felicidad pareciera estar basada en cuánto y en qué TENGO. La sociedad se ve afectada por el consumismo y dejamos de lado lo que realmente importa para encontrar la tranquilidad, paz y felicidad que tanto buscamos a lo largo de nuestra vida, y que en realidad tenemos al lado de nosotros. Empecemos por valorar cada día lo que soy, el amanecer, el cielo, la naturaleza, las personas que me rodean, el amor, todo aquello que me hace sentir, lo que veo, oigo, huelo, toco; veamos lo positivo de lo que vivimos hoy y ahora. Reconozcamos ante nuestros hijos lo bonito y bueno de lo que está a nuestro alrededor para transmitirles pensamientos favorables a su desarrollo. Es importante educar a nuestros hijos inculcando VALORES que dirijan su comportamiento y los acompañen siempre en su camino, por eso creo que regalarle valores a nuestros hijos es la mejor manera de demostrar nuestro amor hacia ellos, permitiéndoles ser personas de bien con principios morales que favorezcan su desenvolvimiento social y su FELICIDAD. Al enseñarle a nuestros hijos los valores le estamos dando la oportunidad de guiar su vida, de ORIENTAR sus acciones en cualquier situación que se les presente de acuerdo con normas que buscan el BIEN COMÚN. Los valores son parte de nuestra identidad como personas, por lo tanto ayuda a engrandecer nuestra autoestima el saber QUIÉN SOY y cómo soy. Sin duda educar a nuestros hijos con valores les ayudará a ser más felices.
Algunos de los valores son:
RESPETO: Reconocer los derechos de otro individuo.
EMPATÍA: Ser capaz de ponerme en el lugar del otro ante alguna situación.
HONRADEZ: Actuar de acuerdo a la ley y siempre con la verdad.
LIBERTAD: Decidir cómo actuar y qué pensar.
LEALTAD: Actuar con compromiso. Ser leal a las personas o circunstancias.
SOLIDARIDAD: Ayudar a los que lo necesitan por voluntad propia.
AMABILIDAD: Acercarnos con los demás de forma agradable y cálida.
BONDAD: Hacer el bien al prójimo.
DECENCIA: Hacer buen uso de nuestra dignidad.
CONFIANZA: Ser confiable en nuestros actos, lo que decimos lo hacemos.
HUMILDAD: Actuar sin pretender ningún tipo de reconocimiento, actuar con sencillez.
FIDELIDAD: Compromiso que garantiza estabilidad, seguridad y armonía en una relación.
FRANQUEZA: Expresar sin ocultar nada, sin engaños, con sinceridad.
GENTILEZA: Actuar sin forzar a nada ni a nadie.
HOSPITALIDAD: Dar un buen recibimiento con cortesía a quién lo necesita.
GENEROSIDAD: Compartir en abundancia a los demás.
VERDAD: Expresarnos conforme a lo que sucede, sin aumentos ni disminuciones, implicando siempre la credibilidad para los demás.
RESPONSABILIDAD: Actuar con seriedad comprometidos con nosotros mismos y con los demás.
PUNTUALIDAD: Estar a tiempo en el lugar indicado.
PRUDENCIA: Ser capaz de gobernar nuestros actos en base a la razón.
OPTIMISMO: Ver lo positivo de las circunstancias y enfrentarlas con buen ánimo y disposición.
JUSTICIA: Buscar equidad, y bien común logrando un equilibrio entre ambas partes.
Al enseñar a nuestros hijos los valores, les estamos regalando más oportunidades de desarrollar cualidades en su personalidad, dándoles herramientas que usarán siempre. Si cada familia fomenta estos valores en su vida diaria la sociedad tendrá un impacto favorable y vivir en comunidad será más sencillo, armónico y agradable para todos.