En la vida hay ciertos sucesos que nos hacen pausar y reflexionar acerca de nuestra existencia y de nuestro paso por este mundo; el cierre de un año para comenzar otro, es uno de ellos.
Vemos la grandeza y lo maravilloso de estar vivos; y hacemos conciencia de lo importante que es tener un proyecto de vida.
Si nos ponemos a pensar, nos damos cuenta que cada amanecer podría ser así, una nueva oportunidad de valorar y admirar lo que hay a nuestro alrededor, asombrándonos cada momento de todo lo que existe, de nuestro planeta, de nuestra galaxia y todo lo que hay en ella.
El contacto con la naturaleza cada vez es menos al vivir en grandes ciudades, pero debemos darnos tiempos de observar, contemplar, cuidar y amar lo que nuestra tierra nos regala cada día.
Es importante enseñar a nuestros hijos lo natural en diferentes entornos y con diferentes actividades; que conozcan a partir de la experiencia, lo que la vida nos da en nuestro mundo maravilloso.
Trepar un árbol, escuchar las aves, observar el cielo, rodar en el jardín, embarrarnos de lodo, nadar en un río, sentir el viento en la cara, sentir los rayos del sol, son algunas cosas que están a nuestro alcance, y solo son ideas de lo que podemos hacer día a día.
No perdamos la capacidad de asombro hacia lo que nos rodea, ya que tenemos la oportunidad de disfrutar mucho a lo largo de nuestra vida.