jueves, marzo 28, 2024

¿Realmente se puede predecir el futuro? – g.Virginia SÁNCHEZ MORFÍN

Kurt nació en Alemania y durante la Segunda  Guerra Mundial, muy a su pesar, pero por seguridad, aunada a esperanza de mejor vida, él, sus padres y hermano, decidieron cambiarse  a vivir a Nueva York. 

Llegado el día en que Kurt tuvo que abandonar: novia con la que ya tenía proyectos de boda,  casa, amigos, empleo, costumbres y sueños a realizar en Hamburgo… lugar en que creció, fue feliz y forjó sus propósitos de vida. 

Fue más difícil y doloroso de lo que había pensado.  

¡La tristeza lo envolvía, pero no la desesperanza!   Se prometió que, a pesar de que transcurrieran  mucho años, el  volvería a la tierra de las  generaciones que le antecedieron.  

¿Al pasar de los años se haría realidad esa promesa?

Hacía unos meses que familiares lejanos de Kurt Burgeff también habían salido de Alemania y  se habían instalado en Nueva York. Ellos le ofrecieron una recámara en su su pequeño departamento. 

El día que Kurt recibió el ofrecimiento por parte de sus familiares, sin pensarlo dos veces, convenció a sus padres y hermano de aceptar, llevar  lo más indispensable, despedirse de quienes diera tiempo en esa misma semana y en cinco días estar en Estados Unidos. 

A sus padres les causó un indescriptible dolor, que nunca pudieron superar,  el abandonar la preciosa y amplia casa en la que habían vivido siempre. 

Kurt con el alma desgarrada, pero con total convicción, dijo adiós a su adorada novia, a la que prometió que regresaría a casarse con ella. No podía pedirle que lo acompañara pues, de lo que iban a disponer,   era de un pequeño cuarto con dos camas y dos colchonetas viejas para dormir en el piso. 

A la siguiente semana, al llegar a Nueva York,  a Kurt lo  invadía el pánico que provoca tener la vida por delante. 

Po medio de recomendaciones de otros alemanes que vivían en el mismo edificio al que llegó Kurt y su familia, a los pocos meses tuvieron empleo. La necesidad era mayor que el orgullo y el recuerdo de haber sido una familia con muy buena posición económica  y negocios propios. 

A Kurt le ayudó el haber estudiado la carrera de Química en una prestigiada Universidad en Alemania. Aunque con escasa remuneración, fue  contratado en un laboratorio de productos farmacéuticos. 

Su mamá comenzó haciendo  limpieza en una fábrica de refacciones para auto.  El papá, que había sido un ingeniero exitoso en Hamburgo,  se dedicó en una agencia de autos, a  limpiar diariamente los carros nuevos y los que entraban al taller. 

Al hermano de Kurt, a cambio de durante las mañanas atender la cafetería de una inmensa escuela,  le fue permitido ingresar a tomar clases como oyente en el curso  vespertino. 

Después de varios meses, en lugar de sólo tomar  un alimento al día, pudieron aumentarlos a dos. 

La familia Burgeff instituyó un ritual que consistía en diariamente, al empezar el día y antes de dormir, los cuatro, tomados de la mano, repetían diez veces: “Nada es para siempre”.   Esta era su medicina calmante y esperanzadora. 

Transcurridos  algunos años, la familia fue prosperando.  Compraron  un pequeño carro usado, se mudaron a un departamento con dos recamaras, hasta… ¡Comían tres veces al día!

Kurt fue ascendiendo de puesto en el laboratorio. Su mamá tenía éxito como costurera, el papá pasó de limpiar carros, a ser uno de los mejores mecánicos de la agencia, el hermano, a través de tantos libros que pedía prestados, aprendió mucho de jardinería.  Se dedicó a esa área y su trabajo cada vez era más solicitado por los dueños de casas con inmensos jardines. 

Un viernes, a la hora que Kurt fue a despedirse  de su jefe, quedó sorprendido cuando éste  le comentó que le urgía comunicarle algo y que lo haría el próximo lunes por la mañana. 

El fin de semana que vivió Kurt, no se lo deseaba a nadie, ni siquiera entabló plática con su familia. Permaneció dos dias encerrado en su habitación.  El desasosiego no lo dejaba en paz.  El corazón le latía más rápido al pensar que lo pudieran correr del laboratorio.  

¿Tendía que volver  a empezar?  ¿ Quedarse un tiempo  sin un ingreso seguro?

El lunes, simplemente su jefe le comunicó que el laboratorio estaba abriendo  una planta en México y lo querían como sub director. 

Para cuando el laboratorio comenzó a operar en Mexico, Kurt ya tenía un amplio departamento en una zona cercana a su nuevo trabajo.  Sus padres vivirían con él. Esto fue por poco tiempo, ya que el papá comenzó a trabajar  en una de las más grandes armadoras de carros que estaba situada a mucha distancia del trabajo de Kurt, por lo que ellos rentaron una casa cercana a sus labores. 

Kurt se enamoró de Ingrid, una compañera de trabajo. Solo duraron cuatro mese de novios y… se casaron. 

Tuvieron tres hijos. Vivieron veinte años en Mexico. Después de este tiempo Hamburgo fue la  residencia de la familia de Kurt. Para entonces,  padres ya habían muerto. 

¡La vida esta llena de sorpresas inimaginables! 

Hace seis meses, a sus noventa y cinco años, murió Ingrid. 

Al quedar viudo Kurt, sus hijos contrataron Hanelore,  una cuidadora de 48 años de edad  con buen carácter y mucha energía.  Llega  todas las mañanas a atenderlo y a asear la casa. A partir de las siete de la noche, él se vuelve a quedar solo en su inmensa y lujosa residencia. 

Hace dos semanas Kurt me llamó para que le ayudara a organizar el viaje a Mexico  que tenía proyectado.  Quería visitar Oaxaca, Michoacán, y Guanajuato, el zócalo en la Ciudad de México, Xochimilco, Chapultepec,  Cuautitlán Izcalli y también su lugar favorito… Cancun. 

Cuando pregunté si iba a rentar un carro con chofer,  respondió que sabía cómo moverse en metro y pesero.  Me alarmó escuchar sus planes. 

¡Kurt cree que Mexico es el mismo de cuando se fue a Alemania hace ya tanto tiempo!  Además,  ahora tiene 99 años. 

Algo extraño es que todo lo hablaba en plural; como incluyendo a otra persona.  Me pidió que le sugiriera hoteles y los precios en habitación doble. 

Por un amigo de Kurt, hace unos días me enteré que sus planes son viajar con Hanelore y durante ese viaje…

g.virginia SÁNCHEZ MORFÍN 

g.virginiasm@yahoo.com

@gvirginiaSM

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