Algunos niños logran desarrollar una gran imaginación, son capaces de crear interesantes historias. Al narrarlas lo hacen con singular vehemencia, pareciera que las han vivido.
Esto sucedía con Sofía, ella es una niña inquieta, le gusta leer cualquier libro que encuentra a la mano, cursa el quinto grado de primaria, es la jefa de grupo. Sus compañeros con frecuencia tienen tareas extras, Sofía logra involucrarlos en sus proyectos, que no son nada fácil de llevarlos a cavo.
Era una tarde lluviosa, la niña estaba preocupada, debía revisar el avance de los proyectos de astronomía de sus compañeros. Al cesar la lluvia Sofía salió al patio, quería cerciorarse si ya no llovería, lo que descubrió fue un bello arco iris, no había visto nada igual estaba fascinada.
Los colores eran deslumbrantes, parecía que se movían como si fuera un tren. Había un letrero que la invitaba a pasear. La niña estaba impactada con lo que veía, no sabía si estaba soñando o era real. Tenía miedo, sin embargo, su curiosidad fue mayor, se dirigió hacia el arco iris que se movía, al acercarse observó que era una nave y llevaba pasajeros.
Tenía miedo, pero era más fuerte su interés, sin pesarlo más abordó el transporte. El vestuario era extravagante, pensó que irían a una fiesta de disfraces. Sofía observaba detenidamente todo a su alrededor. El arco iris o transporte que fuera, por dentro parecía un largo túnel, el camuflaje de nave estaba adornado con partículas que brillaban como piedras preciosas. La niña se asustó al ver varias siluetas caminando hacia ella.
Al acercase pudo ver que no eras seres humanos. Uno de ellos habló.
─Bienvenida Sofía, has sido seleccionada entre miles de niños para conocer a la Ciudad Arco Iris.
─¿Cómo saben mi nombre? ¿por qué entiendo lo que dicen?
─Habrá tiempo para responder a tus peguntas, ahora solo disfruta del viaje ─dijo el extraño personaje.
─¡Jamás pensé vivir algo así! ─se dijo Sofía.
Durante el trayecto se fueron reuniendo los viajeros, hablaban diferentes idiomas, lo increíble es que todos se entendían. De pronto se escuchó una voz dando indicaciones.
─Hemos llegado, todos portarán un brazalete que les permitirá entender y hablar cualquier idioma de los viajeros y de los fundadores de la ciudad.
Al descender Sofía, pudo ver perfectamente la nave pintada de los colores del arco iris. Las sorpresas continuaban, una voz melodiosa indicó que siguieran al comité de recepción, los llevarían al salón donde darían la bienvenida.
A cada paso encontraban seres, animales y objetos extraños, los pasajeros estaban muy emocionados, los niños se miraban y se abrazaban, en su mirar estaba el asombro.
Al entrar al auditorio el trino de aves exóticas acompañaban el andar de los visitantes. Caminaron por un largo pasillo, a la derecha había un enorme estanque con peces de formas diversas y múltiples colores. A la izquierda, jugueteando estaban seres que Sofía solo había visto en historietas: pegasos, unicornios y, pequeños dragones.
Los niños se detuvieron en un mostrador de forma circular, estaba hecho de un material parecido al cristal. En su interior, a escala y en movimiento. Estaba el Sistema Solar, Sofía lo observaba sorprendida por el realismo.
El mostrador de recepción lo atendían tres seres extraterrestres. La niña los observaba detenidamente, después, apenada desvió la mirada.
─Con este brazalete entiendo perfectamente lo que hablan ─dijo la niña al recepcionista.
─Mi nombre es Éter, soy originario de la Galaxia Andrómeda ─dijo el extraño ser.
─Hola, me llamo Sofía, gracias por recibirme, soy terrestre, tengo once años.
La niña iba respondiendo las preguntas de Éter.
─Me gusta la ciencia, el arte, quiero ser científica y descubrir la cura para las enfermedades que hacen sufrir a mucha gente en el planeta Tierra. Me gustaría que en todas las escuelas hubiera clases de arte, para que los niños y jóvenes desarrollen la imaginación, florezca la creatividad y sean felices.
En el lenguaje de Éter Sofía se despidió, él, le auguró éxito en su misión, por ahora era tiempo de para divertirse.
La niña pasó con el siguiente personaje.
─¿Cómo estás niña? Me llamo Júpiter, soy de a Constelación Orión, te proporcionaré una vestimenta que te protegerá de cualquier virus o bacteria, sé feliz en Ciudad Arco Iris. ─gracias por sus buenos deseos ─expresó Sofía.
Otro ser intergaláctico, indicó a la visitante que subiera a un pequeño círculo en movimiento, ella sintió temor, el extraterrestre explicó que era seguro.
─Mi nombre es Nebulosa, vengo del planeta Antártida de La Vía Láctea. Este transporte te llevará al lugar asignado, gusto en tenerte con nosotros.
─Agradezco su amabilidad, seguiré el protocolo ─dijo Sofía
Los visitantes de Ciudad Aco Iris estaban viviendo experiencias asombrosas. Cuando se dirigían a buscar su lugar, los niños sonreían, se veían felices, levantaban la mano en señal de que habían encontrado la butaca asignada.
El presidente de la ciudad tomó la palabra para dar la bienvenida.
─Somos una legión integrada por habitantes de diversas galaxias. Estamos en contra de cualquier confrontación armada. La experiencia ha demostrado que es la sabiduría la que nos orienta a encontrar o construir estrategias para resolver conflictos, tenemos un grupo de científicos trabajando intensamente en descubrir la cura a cualquier enfermedad ─la emoción del presidente conmovía a los niños.
─Viajando por el universo, al pasar por el Sistema Solar de la Vía Láctea, descubrimos este bello planeta con todos los recursos para nuestros proyectos científicos, tecnológicos y, culturales. Todo lo que hacemos es en beneficio de quienes poblamos el universo ─expresó el líder de la Ciudad Arco Iris.
Si los niños estaban sorprendidos con lo que habían visto, no imaginaban lo que encontrarían en Ciudad Arco Iris.