La educación es uno de los pilares sobre el cual se erigen el desarrollo económico, el progreso social y la sostenibilidad de un país, pues además de mejorar la calidad de vida de las personas, el acceso a la educación promueve una perspectiva más apegada a la ética, justicia, equidad e inclusión entre la población, y es de ahí donde radica la importancia de invertir en mejorar el sistema para dar como resultado una nación con menos índices de pobreza y mayores avances en materia de ciencia y tecnología.
Bajo ese enfoque, resulta importante resaltar el avance social que han tenido algunos países como Estonia que, mediante el robustecimiento y mejora constante de su sistema educativo, se ha convertido en un referente mundial en la materia y un gran ejemplo para los países con economías emergentes.
Tras el restablecimiento de su independencia de la URSS en 1991, Estonia enfrentó una reestructuración social desafiante, ya que los recursos financieros con los que contaba en ese momento eran mínimos ante la falta de ingresos nacionales, sin embargo, optaron por incursionar en una digitalización de procesos políticos desde 1990 y poco a poco ese ecosistema de innovación tecnológica se fue insertando a la esfera de educación, dándole un papel preponderante como motor de desarrollo.
Fue así como Estonia decidió cimentar su modelo educativo en cuatro ejes rectores; acceso gratuito y universal en todos los niveles, amplia autonomía en el profesorado, incremento en la perspectiva del valor social de la educación entre sus ciudadanos y la digitalización de los planes de estudio desde primaria hasta universidad, llegando a ocupar el primer puesto del Programa de Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE en 2020.
«México requiere programas educativos que se adecuen a las nuevas lógicas del mercado laboral, cuyo objetivo tendría que enfocarse en que los aprendedores puedan concretar de manera satisfactoria sus procesos de empleabilidad para tener una mejor calidad de vida mediante certificaciones o programas cortos cocreados con empresas para acercarlos de manera real a las exigencias del mercado laboral», enfatizó Julio Ernesto Peña Gaviria, Vicerrector de Educación Abierta y Organizaciones de Tecmilenio.
Hoy más que nunca, la generación de centros de desarrollo de habilidades digitales, como el Skilling Center de Tecmilenio, se convierte en una necesidad de primera mano para el país, pues con la llegada del nearshoring y la localización geográfica de México se podría generar una fuerza laboral altamente capacitada mediante planes de estudios apegados a las exigencias del contexto actual.
«México cuenta con una población joven con habilidades técnicas que al ser mejoradas mediante programas educativos con enfoques digitales y técnicos como los propuestos por Tecmilenio mediante su Skilling Center, podrían convertirlo en un país con altos estándares en la externalización de servicios y por ende un catalizador importante en el desarrollo económico interno, siguiendo los pasos de Estonia, Canadá, Japón o Singapur, quienes a través de sus modelos educativos han logrado un éxito social y económico para sus ciudadanos», finalizó Peña Gaviria.