martes, marzo 18, 2025

Obra de Remedios Varo Título original: El dictado mágico

A Remedios Varo, desde niña, le habían fascinado los cuentos de brujas, ya en México –y en relación con Leonora Carrington– desarrolló el interés por algunas versiones prácticas de la brujería. Además, Varo y Carrington «encarnaron» el papel de la hechicera, pero lo hicieron –como veremos– alterando el imaginario que sobre las brujas habían establecido los hombres surrealistas».

Era un sábado de marzo, los relojes en la cafetería del Café del fondo marcaban las 7:00 de la noche, por alguna razón extraña llovía, Estaba yo ahí sentada, enamorada con los ojos encendidos de ilusión, mi mano jugueteaba con la taza del café humeante y a su lado descansaba mi libro de Metafísica 4 en 1 de Conny Méndez, mis ojos buscaban la mirada de mi acompañante el cual me evadió por un rato, estaba inquieto y deseaba decirme algo: 

Tenemos que terminar. – me dijo con un tono de desdén. Guarde silencio, asenté con la cabeza y respire hondo buscando el piso. 

¿Porque? – pregunte recuperando la postura y la tranquilidad. 

Porque eres como una bruja. 

Tiempo más tarde por amigos en común me entere que él pensaba que lo había embrujado, no dejaba de pensar en mí, tenia deseos de verme todos los días y tenía una sensación de desazón e inseguridad. 

La obra de Remedios Varo me hace pensar en el poder de la feminidad y como por generaciones la sociedad ha temido que las mujeres se eduquen, lean, se cuestionen y se rebelen ante los sistemas desiguales, en occidente se han acostumbrado a considerar lo femenino como un principio esencialmente pasivo y receptivo, cuando las tradiciones tántricas muestran que todo poder emerge de lo femenino, mientras la consciencia proviene de la forma masculina. 

Este poder ha sido tan temido, que anteriormente llegaban a quemarlas y torturarlas. Aquella que era llamada bruja, eran mujeres que conocían la psique humana y sabían qué hacer con las personalidades de aquellos que conocían, tenían el poder de sanarse a sí mismas y sanar a los demás, eran comadronas y herbolarias quienes atendían a sus pacientes en lugares sagrados. No se escondían a pesar de que bailaban entre la hoguera y la sabiduría. 

Las mujeres de hoy, ya no dejamos nuestra vida en manos ajenas, somos amorosas y al mismo tiempo gustamos de educarnos, de buscar mayor sabiduría, cuidamos nuestros cuerpos no por vanidad ni por los hombres, sino porque es nuestro templo sagrado para vivir con goce y salud. De nosotros sale ya la llama de la independencia económica, para estar con un hombre por el puro placer y amor. 

En las artes y en la escritura también se ha visto esta predisposición de alejar a las mujeres de los círculos creativos que a veces pareciera haber sido hecho para los hombres, grandes literatas como Rosario Castellanos que escribió tanto en protesta de la emancipación de los roles femeninos en la sociedad o como no citar a Sor Juana Inés de la Cruz con la respuesta a Sor Filotea de la Cruz, manifiesto que defiende el derecho a la educación de la mujer. En las artes visuales y su androcéntrica visión de las artes, como Artemisia Gentileschi que alcanzo una fama notoria en Italia, pero que detrás de su muerte su trabajo fue enterrado por considerarse la primer pintora feminista ( a la cual dedicaré un artículo completo), Séraphine de Senlis una artista pobre que fue sirvienta y  por las noches pintaba  plantas y flores en pequeños rectángulos de madera, sin pensar que sus obras podrían tener algún valor comercial, asi estas y muchas mujeres todos los días dibujaban en el mundo el círculo mágico al cual pertenecían 

Me declaro bruja a mí y a varias féminas fuertes, que buscan el desarrollo y mejorar sus habilidades psíquicas, psicológicas, espirituales y artísticas, para terminar, levitando sobre el suelo en el acercamiento inevitable con aquello que no puede observarse. 

Sí esa noche, me quede soltera, por bruja… por sabia y eso que aún no llegaba a mis manos Un Curso de Milagros. 

Oh Espíritu,

Tu que conoces los secretos de la vida, muéstrame los caminos de la verdad.

Permíteme danzar junto al fuego de mis antepasados,

Enséñame a ser libre como el aire,

poderosa como el águila

y sabia como la naturaleza.

* Oración de las sorginak de Zugarramurdi

Por: Esmeralda Neresis 

Licenciada en Administración de Empresas, Pintora, Docente en Artes plásticas y Terapeuta enfocada en terapia familiar y prevención del suicidio 

Contacto: Esmeralda.gaia@hotmail.com

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