En la vida abrimos y cerramos ciclos continuamente, si nos ponemos a pensar en un minuto que inicia en el segundo 1 y termina en el segundo 60, para así continuar con el siguiente minuto que nunca regresará ni será el mismo. Igual nos pasa con las horas, los días, las semanas, los meses y los años. Cada ciclo es una nueva oportunidad de empezar, hacer cambios, mejorar, aprender.
Ahora que inicia un año nuevo agradezcamos al pasado por las lecciones aprendidas, por los errores reconocidos, por las caídas que hicieron levantarnos, por las alegrías, por las metas alcanzadas, y por el cariño recibido.

Pero también al comenzar un nuevo ciclo hay que prepararnos para el futuro, tener nuevos propósitos que cumplir y objetivos que lograr; estar listos para lo que venga, sea planeado o inesperado, tener los brazos abiertos para recibir con mucho amor lo que la vida nos tenga destinado, pero también los brazos fuertes para luchar por lo que queramos.
Enseñemos a nuestros hijos a reflexionar desde pequeños y a hacer propósitos de cambio, escribirlos, dibujarlos o pegar imágenes que involucren lo que están dispuestos a mejorar, es una buena manera de empezar el año… pero lo más importante será que no se quede solo ahí, ayudémosles a que se cumplan, y cuando lo hagan reconozcamos en ellos el esfuerzo entregado. Intentemos compartir con nuestros hijos también nuestros propósitos, y cumplirlos para que con el ejemplo demos aprendizajes valiosos a nuestros pequeños.
Deseo que éste 2023 esté lleno de bendiciones y alegrías para todos.