viernes, marzo 29, 2024

Mi amor por el pan – Sandra Fernández

Dicen que : “Las penas con pan son menos”

 “ A qué hora sales por el pan. “Al pan, pan y al vino, vino”. Son las clásicas frases que hemos adoptado los mexicanos como una forma de lenguaje cotidiano para expresar nuestro amor por el pan.

Lo cierto es que el pan esta mas presente de lo que pensamos en nuestra cultura y en nuestro día a día y va más allá de la enorme satisfacción que nos proporciona al saciar nuestro apetito. El pan nos alivia del dolor, nos acerca a nuestro hogar y a nuestras emociones, esa textura esponjosa nos conecta con nuestros sentimientos y nadie puede rechazar la sensación que provoca sumergir una hogaza de pan en un chocolate bien caliente. De ahí la frase que las penas con pan son menos, porque sí lo son o al menos las percibimos más pequeñas nuestras preocupaciones que lo que en realidad son.

El amor por el pan se ha expandido a otros enamoramientos, como los que resultaban de esperar a la novia cuando salía por el pan, momento perfecto para acompañarla a su casa y de paso hasta  robarle un beso o tomarla de la mano. 

Y quien no se ha maravillado con el olor característico del pan recién horneado que se percibe a entrar en una panadería, tomar la charola, las pinzas y lanzarse a dar rienda al gusto y seleccionar las mejores piezas, las más suaves o crujientes o doraditas, porque la gran variedad de sabor, color, tamaño del pan da para todos los gustos, hasta para los mas exigentes. 

Más de una vez he escuchado esa frase de, “Quíteme lo que quiera doctor, pero no el pan” al referirse a una dieta para bajar de peso. Ya que como todos lo placeres prohibidos el pan no se salva y también pareciera que hay toda una red para desacreditarlo causando la infelicidad de quienes lo adoramos y que podríamos  prescindir casi de todo, menos de una deliciosa rebanada de panqué, de una concha, de un bísquet, de un polvorón o un cubilete. 

Elaborae el pan requiere mas que mezclar los ingredientes, como la harina, azúcar, huevo, requiere seleccionar cada uno de ellos, requiere de paciencia, entrega, aprendizaje, saber el tiempo exacto de horneado. Además de una profunda dedicación por elaborar cada pieza de pan, como si fuera una obra de arte  porque  en realidad sí lo es,  al crear cada pieza como única, elaborada a mano.

Es un oficio que se hereda, que se transmite de generación de generación, que guarda secretos que son revelados solo a unos cuantos bendecidos como si fuera un tesoro y en realidad si lo es, porque el pan se ha convertido en una tentación muy difícil de resistir, porque, aunque es bien cierto que: “ no solo de pan vive el hombre”…, ¿ A quien le dan pan que llore? 

Por: Sandra Fernández

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