Complejo resulta hablar de México cuando se tienen tantas cosas que decir. La historia de este país es impresionante. Las grandes culturas precolombinas, los vestigios recuperados de su existencia, nos permiten dar cuenta del desarrollo en diferentes áreas del conocimiento. La educación en esos pueblos era un asunto primordial.
Durante la época colonial, aun con la desventaja de haber sido conquistados y sometidos, los oriundos de la extensa Mesoamérica fueron capaces de asimilar cualquier cosa que se les enseñara. Aprendieron arquitectura, pintura, música y diferentes oficios. En la música escribieron magníficas obras. El alto clero, las mantuvo ocultas por muchos años, por el hecho de haber sido creadas por indígenas.
Adentrarse en el México colonial, llamado en esa época Nueva España, es pensar en el encuentro de dos culturas, una europea y otra mesoamericana. Origen del mestizaje coadyuvante en la construcción de una nueva nación. En donde se mezclan costumbres europeas y las ancestrales de los indígenas.
México tiene una extensa historia para contar. Reserva un espacio especial dedicado a los grandes pensadores: literatos, científicos, artistas en las diversas épocas en la historia de la nación. Lo hace también para sus héroes: Independencia, Reforma y Revolución Mexicana.
Si, hablar de México es un atrevimiento, por el desconocimiento de su basta y compleja historia. Las ideas emergen desordenadas, cada una de ellas tiene algo para contar, y lo considera importante.
Habría que estructurar el pensamiento, y adentrarse en los laberintos de las ideas, seleccionar el sendero lingüístico adecuado donde ellas vean la luz.
Pertenezco a una generación a punto de extinción, en donde la familia y escuela nos hablaban del amor a México, nuestra Patria. La consigna era estudiar, respetando a los otros, ser un ciudadano respetuoso, y comprometido.
Ser honesto en cualquier acción, honrar y respetar a los símbolos patrios. Bandera, Escudo, e Himno Nacional Mexicano, representantes de nuestro país.
La educación cursada en la escuela primaria quedó grabada en mi pensamiento, y tatuada en la piel.
En mi niñez soñaba ser la abanderada en un desfile. Estaba consciente que por mi estatura no sería posible. Y sin e margo, mi sueño se cumplió. Mi maestro de quinto grado de primaria propuso al director de la escuela, que el alumno de más alto promedio de quinto o sexto grado, fuera el abanderado en el siguiente desfile escolar.
Gané el concurso, en el desfile del 16 de septiembre de 1961, fui la abanderada de mi escuela. El sentimiento patrio corría por mis venas. La emoción atrapó mí ser. Cuando la escolta pasó frente al gobernador, él saludó a la bandera. Yo pensé.
─Usted sólo saluda, pero yo, soy la portadora del Lábaro Patrio.
Amar a México no es sólo una frase hecha. Es necesario amarse y respetarse como ser humano, ser consciente de las obligaciones y los derechos adquiridos. Deconstruir y construir, reinventarse las veces que sean necesarias. Sondear las posibilidades de emerger como un ciudadano exitoso, con sentido de pertenencia y desarrollarse como miembro de esta nación.
México es un país rico en recursos pesqueros, forestales, ganaderos, minerales. Posee mares, grandes ríos, bosques, selvas muy húmedas, desiertos y pastizales.
El tener sentido de pertenencia, es amar y honrar a México. Desempeñar las funciones que nos corresponda en nuestra inserción en la sociedad. Valorando a México, podemos disfrutar de sus riquezas naturales, y los vestigios de su grandeza cultural.
Adentrarse al México prehispánico, es dar cuenta de su organización económica, política, educativa, comercial y su esplendor arquitectónico, que asombraron a los españoles en 1521. Al ver a México vestido de gala, con sus trajes bordados en oro, los espectaculares penachos con plumas de brillantes colores, adornados con esmeraldas, jade, ópalos y otras piedras preciosas.
México 2022, vive en el paradigma del caos. Violencia, corrupción, poco apoyo a la investigación científica, la salud, las artes. Lo grave de esta situación, es la poca atención en el Sistema Educativo, clave del progreso de una nación.
Un pueblo sin una adecuada educación es fácil presa del manipuleo. Acrecentando la desigualdad social. Es alarmante aumento de pobres y de extrema pobreza, las grandes riquezas están aglutinadas en pocas y poderosas familias.
La corrupción, inequidad, e injusticia, los bajos salarios, y otras calamidades, mantienen al país al borde del colapso. Pensar a México, es pensar en el bienestar de sí mismo.
Pensar a México es adentrarse en sus entrañas, conocer sus profundidades, interpretar su pasado histórico. Desde estos parámetros, fortalecer el presente hacia la construcción de un futuro.
Pensar a México desde la idiosincrasia de su pueblo creyente, místico, bullanguero, solidario ante la desgracia de otros, es palpar el sentido de pertenencia y moverse desde la identidad nacional.
Pensar a México desde la curiosidad infantil, a los jóvenes con sus ilusiones, proyectos e ideales, a los adultos que, en su madurez intelectual y emocional, emprenden acciones con la esperanza de acceder a una vida digna.
México, te pienso desde tu dolor que te causan los criminales, la indiferencia ante los miles de asesinatos. Sufres también, por las jovencitas muertas a temprana edad.
Te angustias, pero también tienes esperanzas. Tu tierra es bella, tu gente en su mayoría es buena, y su alegría contagia. Eres grandioso, no sabemos quererte, pero tú, nos abrazas con tu multicolor belleza.
¡México, creo en tu resurrección!
