Eran las cinco en punto. La tía, dueña del control remoto, sintonizó el canal correcto. El programa: “Misión salud”. El escenario: el Instituto Nacional de Cancerología. Los protagonistas: héroes y heroínas en la lucha contra el cáncer de mama.
La doctora Yolanda Villaseñor da los pormenores del tumor maligno número uno en la mujer, habla de tecnología y de su contribución al diagnóstico certero: mastografías, ultrasonidos, biopsias, resonancias.
Minuto 3 con 59. La esperada aparición de María, nuestra María Luz:
Yo tengo una historia previa a llegar al, al instituto, eh, hace doce años, eh, tuve un… un tumor, en mi seno derecho, se hizo todo el procedimiento y fue, eh… benigno. Entonces era revisión, para mí ya era normal hacer la revisión de mis senos y tal, y todo caminaba perfecto, y… llegó el 2018, y, había cometido el error, de, fallar dos años, a mi revisión. Y toda la información que dicen que puede pasar, tanto los bultos, como el cambio de coloración en piel, los pezones hundidos, toda esa información. Yo no tenía absolutamente nada. Cuando me hice el estudio, la radióloga, cuando empezó a hacer caras, dije: “Esto ya no está bien”.
El instituto, con 74 años de existencia, según lo explica su director, el doctor Abelardo Meneses, coordina los centros oncológicos en todo el país. Nos habla de que la prevención es mejor que la curación. Que se sobrevive al cáncer, entre más temprano se le diagnostique.
Minuto 13.45. De nuevo, María.
Y la verdad es que yo estaba súper esperanzada en que me dijeran: “No va a haber cirugía”. “¿No?” “Funcionó el tratamiento”. Que en mi caso funcionó, y el día que me dijeron: “Entras a cirugía, no hay opción para ti”.
Y aquí la única pregunta es: “¿Quieres reconstrucción?”
¡Jugh! ¡Agh! ¡Humm! ¡Qué difícil!
¿Por qué? Porque, creo que esa parte: ya me había enfrentado a la quimioterapia, ya éramos amigas, o sea, la enfermedad nunca fue mi amiga. Fui muy respetuosa con ella, y conmigo no, conmigo no. Hice comuna con mi cuerpo, y ya hablarle de verdad a mis células y decir: “Vamos a entrar a quimioterapia y solamente quiero que me ayuden. Me han tenido en pie ¡43 años! nos falta mucho, y nos falta mucho por descubrir”. Entonces esto no, no puede ser más grande. Da mucho miedo y, de verdad, es una cosa inexplicable.
Pero dije:
No va a pasar.
No tiene por qué pasar.
La doctora Villaseñor explica que no hay vacuna, que a cualquier edad afecta esta enfermedad, devastadora desde el punto de vista psicológico. Abate a la mujer una vez que es diagnosticada.
Lizbeth, sobreviviente al cáncer y de pasión maratonista, habla de la quimioterapia y sus reacciones: náuseas, diarrea, dolor. Su mayor ilusión: retomar la actividad cuando su cuerpo ya no esté débil. Cuando le dijeron: “Estás limpia, estás sana”, lo soltó todo y empezó a valorar la vida.
El doctor Enrique Bargalló plantea la reconstrucción del seno para atender diversos factores: autoimagen, sexualidad, sensibilidad. Habla de su afán por mitigar efectos secundarios, de su fortuna por saber que sus pacientes cada vez viven más.
Minuto 20.11. La última aparición.
Yo tenía cáncer bilateral sincrónico, entonces fueron 16 quimioterapias, y… lo más difícil, era, empezar con el proceso de, que se te cae el cabello, y al final ya era una situación divertida, porque yo era la señora cara de papa. ¿No?
Decía: ¡ay, me voy a bañar!
Pum, me lavo la carita. ¡Ay, Dios! Ahí están mis cejas. ¿No?
¿No? ¡Y mis pestañas!
Y entender y contrarrestar con lo mejor de ti, que es una cuestión pasajera, dolorosa sí, ¡muchísimo! porque sí, una de las cosas que te dicen, nosotras como mujeres pasando esto, es: “Se te va a caer el cabello”. Así son los doctores, se te va a caer el cabello. Te estás viendo roto. Pero al paso, pues, ya tengo cabellito ¿no?
Y… y lo… lo que tengo, es, agradecimiento por… por las enseñanzas tan grandes que esto te deja, por estar en este lugar. Y por levantar las manos, y la voz, las veces que sean necesarias, para explicarle al mundo exterior, que este engranaje, hecho en México, es de los mejores de Latinoamérica y del mundo. Y que lo que necesita este instituto, son recursos, no que le recorten, necesitan recursos, porque esta enfermedad, quienes estamos aquí, nunca levantamos la mano para tenerla.
Un día, pasó. Y esa es la historia.