jueves, abril 25, 2024

Malaquías, el profeta confrontador – Jorge Cupido

¿Qué le dirías a una persona que cuestiona el amor de Dios? ¿Cómo puedes desafiar a alguien que sirve a Dios, pero no da lo mejor de sí? O ¿qué mensaje le darías a la persona que opina que no se gana nada con servir a Dios? 

Malaquías compartió el mensaje de Dios a un pueblo que decía y hacía todo lo mencionado antes. Aproximadamente 100 años después de que se les permitió a los judíos regresar del exilio a Judá, gran parte de Jerusalén aún estaba en ruinas. Los tiempos mejores, prometidos por profetas anteriores, no habían llegado como el pueblo esperaba. Muchos comenzaron a dudar de Dios y perdieron su fe. La adoración se volvió una tarea pesada. Los sacerdotes enseñaban falsas doctrinas, no la verdadera instrucción del Señor. Los esposos se divorciaban de sus esposas y se casaban con mujeres paganas. Las personas se negaban a sostener la casa del Señor con sus diezmos. Algunos incluso afirmaban que servir a Dios era una pérdida de tiempo. 

En ese escenario de apatía y rebelión espiritual, Malaquías habló el mensaje de Dios. No es de sorprender que comenzara desafiando el concepto que la gente tenía de Dios. Malaquías sabía que cuando las personas vieran a Dios como realmente Él es, le darían lo mejor. 


El mensaje de Malaquías comienza con un énfasis en el amor de Dios por Su pueblo. Muchos israelitas cuestionaban el amor de Dios debido a sus tribulaciones y las condiciones en su país. Dios respondió a su cinismo al confirmar Su amor y recordarles por qué eran Su pueblo del pacto: Él los había escogido. La elección de Dios demostraba Su amor por la nación de Israel. 

Es importante que entendamos que Dios no solo amó a Israel, Él también nos ama a cada uno de nosotros. Demostró Su amor por nosotros al enviar a Su hijo Jesucristo, para hacer posible que tengamos una relación con Él. 

Tras la afirmación de Su amor, Dios acusó a los sacerdotes de Israel de deshonrarlo. Ni siquiera le dieron el honor que un hijo debería darle a su padre o un siervo a su señor. Cuando le preguntaron cómo lo habían deshonrado, Dios señaló los sacrificios imperfectos que ofrecían en el altar. Estas ofrendas revelaban lo poco que Dios significaba para ellos. La gente obedecía el ritual religioso, pero fracasaba en los aspectos de la honra y la adoración al Señor. 


Nosotros también podemos ser hallados culpables de ofrecer sacrificios imperfectos a Dios, cuando no le damos lo mejor, sino que lo retenemos para nosotros. Podemos evaluar nuestra adoración por cómo la realizamos y por los actos que produce de servicio y glorificación a Dios. Los sacrificios imperfectos hablan de no honrar a Dios con nuestro tiempo, dinero y servicio como prioridad, por encima de nuestros intereses. No seas hallado culpable de ofrecerle a Dios menos de lo mejor.  

El Señor aún amaba a Su pueblo, a pesar de su infidelidad, y quería que ellos se volvieran a Él. Si se arrepentían de sus pecados y lo honraban, Sus bendiciones reposarían sobre la nación una vez más. Ese es también un mensaje para nosotros.

Pastor Jorge Cupido

@jorgecupidoqro

jorgecupido@hotmail.com

EL SELLO

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Domingos, 11.30 am

San José 498, Col. Carrillo Puerto, a 100 m. de Av. 5 de Febrero

Querétaro, Qro.

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