BRASILIA, 1 ene (Xinhua) — Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), asumió hoy domingo a las 15:00 hora local (18:00 GMT) la Presidencia de Brasil para un mandato de cuatro años, acto realizado en el Congreso Nacional y enmarcado por una multitud de personas que le acompañaron en la Explanada de los Ministerios, en la ciudad de Brasilia.
La investidura de Lula da Silva y del vicepresidente, Geraldo Alckmin, fue realizada en el plenario de la Cámara de Diputados, en una ceremonia encabezada por los presidentes del Senado, Rodrigo Pacheco, y de los diputados, Arthur Lira.
Por primera vez desde la democratización, los actos de transmisión del mando no contaron con la presencia del presidente saliente, dado que Jair Bolsonaro se negó a traspasar la banda presidencial y viajó la tarde del pasado viernes a Estados Unidos.
Lula da Silva, quien gobernó Brasil entre 2003 y 2010, cumplirá su tercer mandato presidencial, luego de superar un duro período en su vida personal y política.
El retorno al poder del exsindicalista representa una recuperación de su liderazgo, luego de haber pasado más de un año en prisión entre 2018 y 2019, debido a una polémica condena que después fue anulada por la Corte Suprema.
En octubre pasado, Lula fue electo con 60,3 millones de votos (50,9 por ciento de los votos válidos), mientras que Bolsonaro obtuvo 58,2 millones de votos (49,1 por ciento).
Las elecciones dejaron al país dividido, por lo que el nuevo presidente resaltó en las últimas semanas que gobernará para todos y que es necesario unir al país.
La victoria electoral fue el resultado de una amplia coalición, representativa de una diversidad de intereses, lo que se reflejó en la definición del gabinete ministerial que asumió este domingo, integrado por nueve partidos políticos.
El Gobierno que se inicia debe retomar el proyecto de ampliar la proyección internacional de Brasil con una política externa universalista, a través de relaciones amistosas con todos los países.
Lula da Silva regresa a la Presidencia con una agenda de fuerte contenido social de combate al hambre y la pobreza, sintetizado en el lema «unión y reconstrucción» elegido para identificar a la nueva administración.
