sábado, septiembre 14, 2024

La mente de un deportista – Sandra Fernández

Muchas veces me he preguntado lo que pasa por la mente de un deportista de alto rendimiento, que sucede con las conexiones de su cuerpo y de su mente, cual es la característica que los hace ser los mejores, convertirse en su mejor versión, afrontar la adversidad y superar el fracaso y aprender a vivir con él.

Sin duda, requiere un gran conocimiento de sí mismo para conocer sus límites, fortalezas y momentos de debilidad. La motivación, palabra que se compone de motivos y de acción juega un papel importante y más que de forma externa, viene de adentro, porque todo deportista lo sabe, nada entusiasma más que tener muchos motivos que los llevan a la acción. La motivación comprende hablarse constantemente, decirse cosas, generar ese impulso, algunas palabras se emplean sabiamente como mantras. Conocer el significado profundo de las palabras es elemental en el camino del éxito. 

Detrás de cada deportista hay una historia que lo hace especial y hay un factor en común que es el haber enfrentado grandes adversidades en su camino. Originadas por el entorno social, económico y hasta por impedimentos físicos. Pruebas que superaron y es ahí en donde radica la maravilla ya que forjaron el carácter y lo adoptaron como un estilo de vida. Cualidades como no dejarse vencer, perseverar, intentarlo hasta el cansancio, repetir una rutina una y otra vez hasta perfeccionarla. El resultado final es la suma de todos los esfuerzos. Y así es como se forma un atleta con muchas batallas por librar, pero la más importante es la que enfrentan consigo mismos con esa voz que le dice detente, no eres tan fuerte, no lo intentes, etc. Y que tienen que luchar con ello una y otra vez, porqué, así como la motivación nace de adentro, el desaliento también y hay que aprender a contradecirlo, a ignorarse, a no hacerle caso. Cada día se libra una nueva batalla porque la victoria de ayer no supone un sinfín de victorias subsecuentes. Incluso, mantener ese nivel de rendimiento se torna aún más difícil porque la presión de los ganadores es mayor. ¿Por qué a veces preferimos no llegar al 1er. Lugar, ser los mejores? Quizá porque detrás se esconde el miedo a fracasar.

Hablo de transformaciones, de sueños que se convierten en metas, de la visualización, de convivir con la soledad, de enfrentarte al enemigo más poderoso que es la mente. Hablo del espíritu inquebrantable de logro, de superación, de ser más de lo que se es. Porque no hay motivación mas fuerte que la que viene de adentro, no hay premios, reconocimientos tan importantes en este camino. Así imagino la vida de un deportista, así me imagino que piensa, come, vive, duerme, pensando en su objetivo.  Y entonces, me pregunto, porqué no ser un deportista de alto rendimiento, porque no adquirir esos hábitos, ese estilo de vida y no solo como atletas sino desde nuestra trinchera, adoptar ese mismo proceso para alcanzar nuestras metas. 

Mucho se ha dicho acerca de que las carreras que llevan a cabo los maratonistas emulan a la vida misma en un sentido muy amplio y si pienso que es así. Cada kilómetro exige un renovado esfuerzo y al final quien guía esos pasos dejan de ser las piernas, las guía el corazón. Algo superior que late dentro y que su poder es infinito.

Me sigo preguntando, como es que un deportista se convierte en un atleta de rendimiento, aún tengo varias teorías que quizá se acerquen, seguiré pensando en ello.

Por: Sandra Fernández

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