viernes, marzo 29, 2024

La inocencia de los niños – Denisse Aubert García

Me encanta observar la naturalidad con la que los niños hacen cuanta cosa se les ocurre,  siempre siendo ellos, sin darle tantas vueltas al asunto, siendo auténticos,  sonriendo,  perdonando, viviendo al día y disfrutando.  Tenemos mucho que aprender de los niños.  Cuando nacemos  no tenemos defectos, lo negativo lo  aprendemos  de lo que tenemos en nuestro entorno, en lo que nos rodea, o también  por el contrario aumentamos lo positivo.  Conforme crecemos nos vamos moldeando a las situaciones que vivimos y las personas que están cerca. Crecemos,  y llega un momento en el que nos detenemos y volteamos a ver nuestro niño interior, y recordamos las experiencias pasadas,  el cómo afrontamos lo vivido.  Si analizamos las conductas de los niños, podemos darnos cuenta de la inocencia que hay en sus actos, y podemos retomarlo para ver, qué tanto hemos cambiado con el paso de los años. Algunas características que admiro en los niños son:

  • Sinceridad. Los niños pequeños son sinceros, dicen lo que piensan, en el momento en el que les pasan por la mente las cosas, y lo dicen a la cara.   Los adultos a veces callamos y omitimos dar palabras de aliento, o hablamos pero detrás de las personas sin pensar que podemos herir con lo que decimos. Busquemos un equilibrio en el que seamos sinceros positivos y constructivos, y no utilicemos la sinceridad para herir o lastimar a alguien, si no para reconocer y amar al que está a mi lado.
  • Auténticos. Los niños pequeños hacen las cosas como a ellos se les va ocurriendo, no piensan en qué está haciendo el de al lado, son originales.
  • Sonrientes. Desde bebés comenzamos con el reflejo de sonrisa que nos llena el alma. La risa también se les da con mucha naturalidad, y nace de las cosas más simples que tienen frente. De adultos durante el día es bueno reírnos, ayuda a canalizar energías guardadas y libera emociones atoradas. Para los niños es muy fácil pasar del llanto a la risa, no se enganchan en recordar y darle vueltas a algo que le haya afectado de manera consciente.  y como adultos a veces nos pasamos horas pensando en algo que nos molestó y nos volvemos a enojar al recordarlo. Los niños fácilmente dejan ir lo negativo para pasar a algo positivo. 
  • Saben perdonar.  Es impresionante ver la capacidad de perdonar que tenemos desde pequeños, y que lamentablemente se pierde a veces con el paso de los años.  De niños se pelean, o  mamá los regaña, o el amiguito les pega y a los dos minutos ya está otra vez sonriendo y jugando.   Olvidan muy rápido lo sucedido y dan nuevas oportunidades de hacer vínculos de amor y amistad.
  • Viven al día. Disfrutan cada momento al máximo. Los niños tienen esta gran cualidad de darle a cada día su afán, sin estar preocupados por el pasado ni agobiados por el futuro.

Recordar es volver a vivir, regresemos a esa etapa en la que el positivismo era nuestro timón y disfrutemos la vida como si volviéramos a ser niños, pero con la madurez que la vida nos ha regalado y la sabiduría que cada paso  nos ha dejado.

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