Con cuánto cariño recordamos a esos animalitos con los que vivimos en nuestra infancia. Todo ser vivo que se encuentra a nuestro alrededor nos brinda la oportunidad de experimentar un sin número de aventuras a su lado. Desde un perro, un hámster, una tortuga, un pececito, o un ave, hasta una planta o un cactus, puede ser oportunidad para enseñar a nuestros hijos la responsabilidad del cuidado de alguien más en nuestras actividades del día.
Tener una mascota implica darle de comer, mantenerlo limpio, preocuparse por su salud, y estar pendiente de todos los cuidados que requiera para estar en excelentes condiciones. Nuestras mascotas se convierten en compañeros de juego y cómplices de travesuras, son amigos cercanos con los que experimentamos emociones y sentimientos puros, verdaderos e incondicionales.
Cuando tenemos una mascota en casa, tenemos una herramienta más para trabajar varios aprendizajes con nuestros hijos: Primero el sentido de la RESPONSABILIDAD al cuidarlo; la exploración de emociones al AMAR y disfrutar de su compañía; el valor del RESPETO porque los animalitos y las plantas también tienen derecho de ser respetados y valorados; así como la asimilación del proceso de un DUELO cuando esa mascotita a la que tanto queremos muere, permitiéndonos explicar a nuestros hijos el ciclo de la vida: nacer, crecer, reproducirse y morir.
Una vez que tomamos la gran decisión de llevar una mascota a la casa empieza un proceso divertido en el cual debemos involucrar a nuestros hijos para que pronto se sientan vinculados a ella. Debemos elegir la mascota ideal y adecuada a nuestra realidad, y que intervenga de manera positiva en nuestra dinámica familiar; y que no por el contrario llegue a afectar nuestras actividades diarias y tenga un efecto de aprendizaje negativo en nuestros pequeños.
Como padres somos responsables de las decisiones que tomamos y que afectan también a nuestros hijos. Es importante que una vez que llega la mascota a la casa sepamos y aceptemos que se quedará el tiempo necesario y adecuado para todos; a veces los niños crean un lazo especial con su mascota, y los padres por comodidad o por ya no querer cuidarla deciden regalarla o deshacerse de ella sin pensar en lo que los demás están sintiendo.
Es indispensable que todas las decisiones sean tomadas en familia o pensando en todos los integrantes de la misma. ¡Enseñemos a nuestros hijos el respeto a la vida! Tener una Mascota puede ser una gran experiencia de amor y amistad con nuestro planeta.