En el artículo de la semana pasada propuse la pregunta: ¿y que aprendí de esto? Es una pregunta compleja porque, de momento, estamos obcecados, y eso nos cierra, decimos : “¡ah! ¿Y además tengo que aprender? ¡No quiero aprender nada, ya no quiero aprender!”.
Cuando nos cansamos de aprender, una sombra empieza a aproximarse ¡y tiene largas orejas! Sí, empiezas a hacerte burro, ignorante, atrasado, obsoleto; un ser humano que detiene su propio desarrollo o está enojado o está deprimido; perdió la ilusión, el futuro, ya no cree en él mismo.
El enojo que viene de una pérdida, de un error nos avergüenza y preferimos encontrar culpables o poner pretextos.
Alguien dijo que ‘la verdad os hará libres’. Pero primero ¡te vas a enojar! Y mucho. Pero al cabo de los días verás que llegar al desarme interno, a la humildad, te llevará a reconocer qué te faltó. Entonces tendrás chance de aplicarte.