La veracidad de la Biblia significa mucho para nuestro estado espiritual. Si la Biblia es verdadera, entonces nos enfrentamos a aceptar lo que dice y actuar sobre eso. Si la Biblia no es cierta, entonces podemos descartarla. Nuestra relación con Dios y con la Biblia, de muchas maneras, depende de la veracidad de la Biblia. La Biblia misma dice que es verdadera y esto es suficiente para una persona de fe que ha comprobado en su vida esa veracidad. Sin embargo, para algunas personas puede ser necesario algo más, una evidencia basada en la razón y la ciencia.
Hoy nos centraremos en la veracidad histórica del Nuevo Testamento, mediante el uso de los mismos criterios que se utilizan para probar todos los documentos históricos, es decir, mediante las pruebas científicas usuales.
Probar la genuina historicidad de la Biblia nos da una certeza más de que es verdadera, es confiable y es la Palabra de Dios en la que podemos apoyarnos en todo momento y en toda circunstancia.
Hay tres principios, pruebas o criterios fundamentales de la historiografía para probar la autenticidad histórica de un documento:
- LA PRUEBA BIBLIOGRAFICA
Consiste en examinar la confiablidad de las copias que se tienen actualmente. Esto se hace, fundamentalmente, a través de dos cosas:
- Examinando la cantidad de copias totales o parciales de que se dispone.
- Analizando la antigüedad de las copias para determinar su cercanía en el tiempo original.
Hay alrededor de 25,000 manuscritos parciales o completos del Nuevo Testamento, que fueron copiados desde el siglo I hasta el siglo XV. No hay ningún otro libro o documento de la antigüedad que se aproxime a esa cantidad de documentos y a esa cercanía en tiempo al original. Esto no solo nos ayuda a tener la certeza de su veracidad, sino también de que es una obra sobrenatural y única.
- LA PRUEBA DE LA EVIDENCIA INTERNA
Aquí se trata de encontrar la verdad dentro del documento mismo:
- Que no haya contradicciones o errores en datos conocidos por otros medios. En el NT nada de esto sucede.
- El uso de fuentes primarias por el escritor. Los libros del NT fueron escritos entre el año 40 y el 90 D.C., por testigos oculares, es decir, de fuentes primarias y confiables.
- LA PRUEBA DE LA EVIDENCIA EXTERNA
Aquí se trata de investigar otros documentos históricos que confirmen o nieguen lo que el NT afirma.
- Documentos escritos por otros cristianos, que no son autores bíblicos, pero que fueron sus contemporáneos o muy cercanos en el tiempo. Hay muchos documentos de este tipo que refieren la autenticidad de los personajes y los hechos narrados en el NT.
- Documentos históricos escritos por no cristianos, pero contemporáneos o muy cercanos al tiempo del NT. Estos documentos deben referir la existencia de los personajes y de hechos narrados en el NT. Existen varios de estos documentos, como los de Tácito (romano), Suetonio (romano), Josefo (judío) y Luciano (griego), entre otros.
- La evidencia arqueológica. La arqueología ha brindado una abrumadora confirmación en cuanto a la certeza de la Biblia. Hay una gran cantidad de investigaciones arqueológicas que han apoyado la confianza en la veracidad histórica de la Biblia. Además, no ha habido ningún descubrimiento arqueológico que niegue o contradiga alguna afirmación bíblica.
La exactitud histórica de la Biblia es única. Demuestra que es precisa cuando sus afirmaciones son comprobadas con la verdad verificable. La historia, la arqueología y la ciencia han demostrado que las Biblia es correcta y consistente.
Es hora de empezar a leerla y beneficiarse con sus múltiples consejos, promesas y bendiciones.
Tu palabra es una lámpara que guía mis pies y una luz para mi camino. (Sal 119:105, NTV)
Pastor Jorge Cupido
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EL SELLO
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