Esta semana recibimos la terrible e impactante noticia de que una joven madre, víctima de la depresión, se arrojó a las cataratas del Niagara con sus dos pequeños hijos.
Cada año, más de 20 millones de jóvenes y adultos norteamericanos sufren de enfermedades depresivas. El costo en términos económico es alto, pero el costo en términos de sufrimiento es incalculable. Los trastornos depresivos interfieren con el funcionamiento cotidiano del paciente. Causan dolor y sufrimiento no sólo a quien la padece, sino también a sus seres queridos. La depresión severa puede destruir tanto la vida de la persona enferma como la de su familia.
¿Qué es la depresión? El trastorno depresivo es una enfermedad que afecta el organismo (cerebro), el ánimo, y la manera de pensar. Afecta la forma en que una persona come y duerme. Afecta cómo uno se valora a sí mismo (autoestima) y la forma en que uno piensa. Un trastorno depresivo no es lo mismo que un estado pasajero de tristeza. No indica debilidad personal. No es una condición de la cual uno puede liberarse a voluntad. Las personas que padecen de un trastorno depresivo no pueden decir simplemente «ya basta, me voy a poner bien». La depresión ataca y consume a las personas.
Las características más comunes de la depresión son, entre otras, que la persona experimenta un sentimiento general de que no hay esperanza, no hay interés en el futuro, hay tristeza y apatía. Es un sentimiento de abatimiento general. Cuando una persona está deprimida pierde la perspectiva. Todo se ve negro y hay una tendencia a evitar a los demás debido a un temor sin fundamento de ser rechazado. Hay el deseo de escapar de los problemas y aun de la misma vida.
La depresión puede tener diversas causas:
- Físicas, por ejemplo, factores hormonales, factores infecciosos graves, el uso de drogas, etc.
- Emocionales: un rompimiento amoroso, el divorcio, una traición, problemas financieros, etc.
- Espirituales, por participar en actividades que abrieron la puerta a Satanás como brujería, pecados graves o repetitivos, etc.
La Biblia reconoce la depresión. En el Salmo 42:5 el salmista se pregunta: “¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí?”.
¿Cuál es la solución? En los casos de depresión por causas físicas, los pacientes pueden experimentar mejoría al tratarse médicamente. En los casos emocionales, algunos pueden experimentar cierta mejoría a base de una ayuda profesional adecuada, pero en la mayoría de los casos la única solución está en Dios. La Biblia nos da a respuesta: “Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu.» (Salmo 34).
¿Como puedes vencer la depresión? Si quieres vencer la depresión, el mejor paso a tomar es establecer una conexión con Dios por medio de Jesucristo, para que tu vida sea transformada. Cuán maravillo es saber que eres muy importante para alguien que realmente se interesa por ti. Saber que un ser supremo puso sus ojos sobre ti y que tiene todos los recursos para aliviar tu corazón. Aunque la gente te haya dañado y los problemas te hayan abrumado, Dios está listo para sacarte del hoyo. Te ama tanto que dio a su propio Hijo para que pudieras vivir con esperanza en el mañana y con la certeza de una vida eterna.
Jesús el Salvador dijo: «yo he venido para que tengas vida y vida en abundancia», también dijo: “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor.” (Luc 4:18).
Hoy se abre una puerta de salida a tu desesperación y a tu depresión. Recurre a Jesús, el Dios de los milagros.
Pastor Jorge Cupido
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