Le tengo dos cuestionamientos. Uno ¿Se ha encontrado en alguna situación cuando le pidieron ayuda, pudo ayudar, pero no lo hizo? Seguramente le ha pasado y después se sintió fatal.
Dos ¿Se ha sentido herido por que estaba necesitando ayuda y alguna persona que lo supo lo ignoró? Es seguro que se haya visto en esta situación. Quizá usted se ofendió o sintió enojo o amargura en su corazón, o todas las anteriores.
En ambas situaciones yo le recomiendo que se ponga a cuentas con Dios, pida u otorgue el perdón y deje ir el pasado, ya sea que le condene o le amargue. Si lo hace, usted se desatará del ayer y podrá seguir libre y en paz hacia adelante.
La Biblia dice que no nos olvidemos de hacer el bien y de la ayuda mutua, porque eso es lo que le agrada a Dios.
El resumen de todos los mandamientos que dio Jesús fue: ama a Dios con todo y a tu prójimo como a ti mismo. También contó la famosa parábola del buen samaritano. Todos, hasta los no creyentes se saben la frase del buen samaritano, pero muy pocos han leído la parábola y muchos menos la han estudiado y puesto en práctica.
Esta parábola vino a colación ante la pregunta de un religioso que, queriendo probar a Jesús, le pregunto quién era el prójimo. Le doy un resumen breve de la parábola: un hombre fue asaltado en el camino y dejado muy herido. Pasó un sacerdote y siguió de largo. Luego pasó un levita y también se hizo el occiso. Finalmente paso un samaritano y le ayudó en todo. La historia concluye con Jesús diciéndole al hombre que hiciera lo mismo que el samaritano.
Todos, sin excepción, vamos a necesitar la ayuda de otros en algún momento dado y la iglesia es el conjunto de personas más importante a donde podemos acudir en su busca. Sin embargo, no sea de las personas que quieren que todo el mundo les dé algo y, además, se creen con ese derecho.
También, todos, sin excepción, podemos y debemos ayudar a alguien. Hay muchos versículos en la Biblia que dicen que Dios es nuestro ayudador, y así es, siempre es nuestra primera y mejor opción.
Pero tal vez no hemos caído en cuenta de que somos nosotros, los creyentes, los que muchas veces somos el medio que Dios quiere usar para dar esa ayuda. Recuerde que, de todas maneras, todo lo que usted es y tiene le pertenece al Señor.
Jesús dijo que más bienaventurado es dar que recibir, porque el que recibe, recibe una porción y ya. Pero el que da, recibe esa porción multiplicada, porque Dios nunca falta a su Palabra.
La primera y más importante ayuda que podemos darle a otra persona es compartiéndole el mensaje de salvación. Le vamos a dar una ayuda que será eterna.
Después de eso, podemos ayudar a otras personas supliendo alguna necesidad emocional, espiritual o física. Dios dice que, cuando lo hagamos, Él nos bendecirá, nos librará de problemas y nos prosperará.
Cuando nosotros ayudamos a los necesitados, Dios lo toma como un asunto personal, como si Él estuviera recibiendo un préstamo y Dios no solo paga sus préstamos, sino que paga los mejores intereses del universo.
Necesita usted ayudar a los necesitados constantemente, pero con sabiduría y con la guía del Espíritu Santo, para no propiciar la flojera, el abuso y la irresponsabilidad.
En la Biblia descubrimos muchos actos de ayuda realizados por Jesús. Él nos mandó que nos esforcemos por seguir Su ejemplo, ayudando a nuestros semejantes y le aseguro que no va a ser de a gratis, porque Él nos recompensará ampliamente.
Jesús cada día le da la oportunidad para que usted sea el buen samaritano para alguien que esté en necesidad o en problemas. Usted es las manos de Dios, déjese usar por Él y su vida será prosperada y muy bendecida.
Pastor Jorge Cupido
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