Jesús Oviedo Avendaño: espíritu emprendedor

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Araceli Ardón

En la bella y tranquila ciudad Santiago de Querétaro, el 7 de octubre de 1932 nació Jesús Oviedo Avendaño, en una familia numerosa, rodeado de hermanos y primos hermanos, ya que su padre, don Jesús Oviedo Olvera, contrajo nupcias en dos ocasiones: la primera con Natalia Avendaño, con quien tuvo cinco hijos; al morir su esposa, Oviedo Olvera casó con una hermana de ella, Rosa, con quien tuvo cuatro hijos más. De este segundo matrimonio nació Jesús, el filántropo, empresario, creador de instituciones.

En 1943, el joven Jesús fue enviado por sus padres a la ciudad de Guadalajara, para que pudiera estudiar en el Colegio Unión. Más tarde, estudió la secundaria en el Instituto de Ciencias, dirigido por jesuitas, cuya filosofía y visión de vida le marcarían de por vida. 

Gracias al apoyo de sus padres, en 1947 se trasladó al norte del país, para estudiar preparatoria en el Tecnológico de Monterrey, institución en la que realizó también sus estudios de la licenciatura en Administración de Negocios. Sin embargo, cuando su padre enfrentó difíciles condiciones de salud, el estudiante dejó pendiente la realización de su tesis y examen profesional para regresar a su ciudad natal. Sin pensarlo dos veces, volvió a su terruño para asumir la dirección del negocio familiar. 

“El Querétaro de la segunda mitad del siglo XX advirtió en la persona de Jesús Oviedo Avendaño al dirigente que no sólo modernizaría su propia empresa, sino como uno de esos personajes que surgiría para ser factor de impulso transformador en el sector y en la sociedad a la que perteneció. Hombre de afectos, de trato cordial y amistad sincera, supo comprometerse con la búsqueda de medios e instrumentos que contribuyeron a una mejor perspectiva de Querétaro”, escribió el doctor Enrique Burgos García para el libro “Jesús Oviedo Avendaño – El hombre que cambió a Querétaro”, publicado en 2020, de la autoría de Óscar Armando Moreno Oviedo, nieto y biógrafo del empresario, a cuya obra dedicó tres años de investigación. 

Don Jesús dedicó toda su vida laboral a la Ferretera Oviedo, un negocio familiar, que llegó a dominar el comercio de este ramo en toda la región por más de cuarenta años. En 1991, obtuvo el nombramiento de Ferretero del Año, a nivel nacional.

Volvamos al origen: en el año 1938, don Jesús Oviedo Olvera, padre del empresario, pudo adquirir un predio en el Mercado del Carmen, ubicado en la actual esquina de las calles Juárez y Morelos. En ese lote, construyó un edificio cuya planta baja estaba ocupada por la ferretera y la planta alta servía de casa habitación para la familia. En 1947, Oviedo Olvera logró una ampliación del negocio. En 1950, Jesús Oviedo Avendaño asumió la dirección del negocio. En aquellos tiempos, la familia contribuía en todas las acciones cívicas que le eran posibles. Donaron el primer equipo de oxígeno para la Benemérita Cruz Roja. Don Jesús fue miembro del Honorable Cuerpo de Bomberos de Querétaro y participó en todas las acciones de salvamento que pudo, además de realizar campañas financieras para adquirir equipo y vehículos a fin de proteger a las familias de su ciudad.

Lo conocí bien como fundador del Tec de Monterrey; me tocó convivir con él un día esplendoroso del verano de 1988 en la misión de Tilaco, construida en 1754 por fray Junípero Serra y presidida por ese santo durante su estancia en la Sierra Gorda. El acontecimiento convocó a varios queretanos en aquel lejano valle, ubicado en el municipio de Landa de Matamoros, para realizar una fiesta. Dueños de grandes empresas compartieron el pan y la sal con los lugareños; la estudiantina de la Universidad Autónoma de Querétaro entonaba sus canciones alegres. 

La celebración fue impulsada por don Jesús Oviedo, quien había apoyado desde su llegada al padre Francisco Miracle, perteneciente a la orden de los frailes menores capuchinos. Miracle, una figura legendaria en la cordillera, estaba celebrando 25 años de haber llegado a la misión de Tilaco.

A poco tiempo de hacerse cargo de la misión, el fraile había recibido de varios queretanos, organizados por don Jesús, el regalo de un camión Chevrolet 1942 para construir un camino que uniera a Tilaco con la red carretera del estado y así impulsar el desarrollo económico de la zona. Don Jesús gestionó la entrega del camión, nombrado por los lugareños “El Huracán de la Sierra”. Al no haber en aquel tiempo un camino apropiado para que El Huracán avanzara, un grupo de cien hombres se dio a la tarea de desensamblar varias de sus partes y cargarlas en vilo para avanzar sobre montes y lomas hasta llevarlo a donde pudiera ser útil, para construir una incipiente carretera.

El fraile de origen español, cuya larga barba plateada caía sobre una cogulla color café con capucha, hábito de la orden, había llegado a la Sierra en 1963 y muy pronto recibió de otros sacerdotes y el obispo el consejo más sabio: “Busca a don Jesús Oviedo. Es un hombre bueno, un gran empresario, una persona que ayuda a la transformación de las comunidades”.  

Así como ayudó a llevar el progreso económico a la sierra, para facilitar el transporte de personas y mercancías, don Jesús Oviedo dejó a su paso huellas profundas.

Don Jesús, como miembro activo de la Cámara Nacional de Comercio en Querétaro, presidió este organismo en 1962. Como miembro del Club Rotario, fue elegido presidente del capítulo local en 1963. Fue consejero de varias instituciones financieras y creía en el progreso. En todas sus acciones, impulsó mejoras en los servicios que ofrecían los comerciantes locales y fue un gran promotor de los productos mexicanos, que prefería sobre los extranjeros. Este compromiso con su patria era tema frecuente de sus charlas con colegas.

Sin embargo, su mayor pasión era la educación. En las instalaciones de Ferretera Oviedo, patrocinada por él mismo, funcionó una escuela que ofrecía estudios de primaria y secundaria públicas, para quien deseara estudiar. Su mayor logro fue encabezar a un grupo de empresarios en 1973 para fundar Educación Superior del Centro, A.C., organismo que auspicia al Campus Querétaro desde su fundación. Don Jesús fue su presidente desde 1975 hasta su muerte en 1993. Cada vez que tuvo una oportunidad, adquirió el compromiso de comprar becas vitalicias para estudiantes brillantes cuya familia enfrentara retos financieros. 

Don Jesús Oviedo Avendaño y doña Olga Goyeneche tuvieron seis hijos: Luz del Carmen, Jesús, Rafael, Olga, Alejandro y Mónica. Luz del Carmen y Rafael murieron en la niñez. Los hijos de esta pareja tan querida han continuado su labor empresarial, con el orgullo de pertenecer a una familia que se ha distinguido por su contribución al desarrollo del estado.